La firma barcelonesa Top Proyectos y Contratas (exTeyco), perteneciente al controvertido clan Sumarroca, ha presentado un preconcurso de acreedores, es decir, la antesala de la declaración de insolvencia o suspensión de pagos. Resulta que está con el agua al cuello, ahogada por una deuda de más de 50 millones de euros.

La familia Sumarroca no achaca el aparatoso descalabro al bajón de la obra pública o privada, ni a la mala gestión de su máximo ejecutivo Jordi Sumarroca Claverol. La culpa es, agárrense a la silla, de una supuesta “campaña de descrédito” que habría sufrido la pobre empresa.

No se alcanza a comprender qué pretenden los Sumarroca con semejante afirmación. Quizás tienen in mente la inacabable ristra de casos de corrupción en que Top Proyectos y varios de sus accionistas se han visto envueltos desde hace dos años.

Tales episodios afectan a numerosos ayuntamientos catalanes gobernados por el partido de Jordi Pujol, Artur Mas y Carles Puigdemont. Los consistorios habrían otorgado contratas a Top Proyectos a cambio, presuntamente, de la consabida mordida del 3% o incluso más.

Dos miembros de la misma dinastía están también imputados en la Audiencia Nacional por pagos ilícitos a Jordi Pujol Ferrusola, quien se encuentra en prisión desde el pasado 26 de abril. En los sumarios judiciales aparecen asimismo unos trasiegos altamente sospechosos con Josep Pujol Ferrusola y otros integrantes de la progenie del ex muy honorable Jordi Pujol.

No es intempestivo recordar que Crónica Global publicó el pasado 24 de noviembre una nota sobre los desastrosos resultados de Top Proyectos en el ejercicio de 2015. En ella se reseñaba la pesada losa del pasivo y los 32 millones de pérdidas cosechadas en el último quinquenio, amén de las salvedades del auditor, que elevaban el quebranto declarado en dicho año de 452.000 euros a 9,4 millones. Asimismo, el censor de cuentas estampaba sus dudas “sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento”.

Aparte de sus agudos problemas financieros, está en el ojo del huracán porque hasta cinco miembros del linaje Sumarroca andan metidos en fregados judiciales, bajo graves acusaciones de presunta corrupción

Poco después, una portavoz de Top Proyectos-Teyco envió un comunicado a nuestro periódico para desmentir los datos del artículo y aseverar que la compañía disfrutaba a la sazón una situación patrimonial saneada. Reconocía algunas tensiones de tesorería, pero las achacaba a la fianza de 1,8 millones de euros impuesta por el juzgado de El Vendrell, instructor del caso del 3%, en concepto de la responsabilidad civil que pudiera derivarse.

No parece sino que la citada nota fue premonitoria, porque diez meses después Top Proyectos bordea el fallido. Aparte de sus agudos problemas financieros, está en el ojo del huracán porque hasta cinco miembros del linaje Sumarroca andan metidos en fregados judiciales, bajo graves acusaciones de presunta corrupción.

Se trata del patriarca Carles Sumarroca Coixet; sus hijos Jordi y Carles Sumarroca Claverol; el hermano del primero, Joaquim Sumarroca Coixet; y la hija de éste, Susana Sumarroca Dachs.

Alguno de ellos ha sido detenido varias veces. Jordi Sumarroca, en particular, ha pasado por la prisión de Tarragona, donde como no podía por menos de ser, se le dispensó un trato exquisito, digno de los próceres de la patria catalana.

Una de las facetas más estupefacientes de este repugnante tráfico de sobornos es que todavía son legión los ayuntamientos de Cataluña que siguen confiando la realización de obras a Top Proyectos como si aquí no hubiera pasado nada. De entre ellos destacado nada menos que el de Barcelona, encabezado por la insigne Inmaculada “Ada” Colau.

Cuando se administran caudales públicos, hay que extremar las cautelas. Cuesta entender que se continúen adjudicando contratas y más contratas a esta seráfica compañía, a menos que haya razones de mucho peso que se nos escapan al común de los mortales.

En todo caso, no hay que alarmarse por el futuro económico del grupo familiar. El descalabro de Top Proyectos-Teyco es solo un pequeño contratiempo. La colosal fortuna de los Sumarroca, amasada por entero bajo el paraguas de las administraciones convergentes, no está en absoluto amenazada.

Lo que ya no se presenta tan claro, sino más bien oscuro, es el futuro procesal de los integrantes de esta camarilla. La justicia es insufriblemente lenta. Pero al final dicta su palabra inapelable. Y como dijo el clásico, no hay mal que cien años dure, ni plazo que no venza, ni deuda que no se pague.