Todos los abogados penalistas que conozco, --y el hecho de estar casada con uno me ha dado como para conocer a unos cuántos-- explican que cuando alguien es inocente y se le acusa de algo que es susceptible de ser un delito lo que quiere, la persona en cuestión, es explicarse. Es decir: acudir a la justicia para poder exponer la realidad de los hechos que se le imputan y así esclarecer cualquier duda que haya sobre la honorabilidad de su persona y salir exculpado de la acusación que se plantea contra él.

Pero parece ser que esta no es la actitud ni la predisposición de la señora Laura Borrás. A pesar de que la ahora diputada al Congreso por JxCat está siendo investigada por prevaricación y malversación de caudales públicos por la adjudicación presuntamente irregular a un amigo de 18 contratos por valor de 259.863 euros, cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), esa no es su actitud.

Este viernes pasado decidió no acudir a su cita para una declaración voluntaria sobre este tema al Tribunal Supremo. Tiene todo su derecho a no ir. Cierto. Pero, ¿de verdad no  entiende que como representante de la ciudadanía debería dar ejemplo y transmitir la voluntad de claridad que se supone deber tener ( y se exige) a cualquiera? ¿De verdad que su deber para con la ciudadanía, los que la han votado y los que no, no pasa por esclarecer cualquier duda sobre el uso de ese dinero público? ¿Este es el ejemplo que debemos seguir sus conciudadanos cuando nos encontremos en un brete parecido? ¿Si finalmente tienen esa Cataluña independiente que pretenden consideran que esta será la mejor manera de actuar cuando seas investigado por la justicia ( que también la habrá) de esa Ítaca prometida?

Pues parece ser que sí. Según la señora Borrás es mucho mejor no acudir y denunciar que se le vulneran sus derechos des del primer día. Y yo me pregunto: pero, ¿qué derechos? Que yo sepa se le está pidiendo que explique qué pasó con un dinero que ella gestionaba en su etapa como directora de ILC. ¡Solo faltaría¡ No hay nada más. No disfracemos ni contaminemos todo para ver si algo de podredumbre en esa cruzada ficticia que se está construyendo en el relato independentista queda en el poso de la memoria de todos.

¿No sería más lógico, más responsable, más maduro acudir en cuanto se la cita y relatar lo que haga falta? La respuesta, de nuevo, parece ser que no. Parece ser que lo que interesa ahora es que va empezar una nueva carrera electoral para asumir el rol de víctima de un complot del Estado. Debe ser más útil para sus intereses electorales mantener el discurso de víctima de una maniobra de la judicatura española en contra de esa Cataluña a la que quieren tanto y parece que solo les pertenece a ellos pero a la que se la puede descapitalizar sin dar explicaciones a sus ciudadanos.

Dicho lo anterior: si lo que quiere es aprovechar su condición de aforada para que esta cuestión se dilate en el tiempo y se pida el suplicatorio, pues adelante… dilatemos. Dilatemos en el tiempo y démosle la oportunidad a que se presente como presidenta de la Generalitat y luego, como probablemente seguirá investigada, volvamos hablar de la judicialización de la política en lugar de asumir que  lo que realmente está provocando la señora Borrás es la politización de la justicia.

¿Llegaremos al absurdo de politizar algo tan básico y objetivo como el uso fraudulento de la adjudicación de contrato sin concurso?

Esta voluntad de que cualquier reprimenda y cuestionamiento en la acción de las responsabilidades de los que ahora están en primera línea política les sirva a estos para volver hablar de que hay una persecución contra ellos por independentistas es perverso.

A la señora Borrás debería interesarle muy mucho dar todas las explicaciones que se requirieran y ser la primera en esclarecer cómo se hicieron y qué criterios objetivos se utilizaron para adjudicar los contratos a su amigo Isaías Herrero.

Yo no tengo ni idea de si la señora Borrás obró bien o mal y malversó y prevaricó. Está claro que, como a cualquiera, se le debe respetar la presunción de inocencia. Pero, ¡vaya usted a explicarse señora Borrás¡ Diga lo que tenga que exponer y no mezcle la necesaria explicación de lo que pasó con los fondos públicos mientras usted era directora de la ILC, con estos contubernios imaginados porque es usted independentista.

De verdad señora Borrás y aledaños, si quieren realmente a esta Cataluña que pretenden independizar, hagan las cosas bien. Den las explicaciones que toquen y defiéndanse ante los tribunales cuando les requieran. No hagan un Totum revolutum para esconder lo que es imprescindible que cualquier tribunal investigue: el destino del dinero publico. Ese dinero que pagamos todos y que debe ser escrupulosamente utilizado.

Y, cuando se sientan acorralados por la realidad tangible que acaba imponiéndose, no sigan inoculando el virus para escaparse hacia delante arrasando con todo.