Tras los resultados del 28A en la ciudad de Barcelona (ERC, 23,08%; PSC, 22,80%; CP, 16,37%; Cs, 11,71%; JxCat, 10,81; PP, 6,17%; Vox, 3,40%; y FR, 3,3%) se han publicado numerosas traslaciones de este resultado a las municipales.
No creo que estas proyecciones sirvan de algo más que de un mero punto de partida para pronosticar lo que puede pasar el próximo día 26M.
De momento, la primera encuesta pos-28A publicada, elaborada por Feedback para el elnacional.cat (29 de abril y 2 de mayo), introduce cambios importantes, a pesar de hacerse inmediatamente después de las generales, sin tiempo para que el electorado se resitúe ante el nuevo escenario: ERC, 20,77% (-2,31%); BC, 19,62% (+3,25); PSC, 18% (-4,80%); Valls, 15,85% (+4,14% que Cs); JxCat, 9,08% (-1,73); PP, 6,74% (+0,57%); CUP, 3,16%; BC, 3,70%. No aparecen los datos de Vox. El electopanel que publica la web especializada electomania.com va en la misma línea respecto a los cuatro de cabeza, aunque deja fuera del consistorio a la CUP y el PP.
No hace falta ser un experto en demoscopia para afirmar que, en la lucha por la primera posición, esencial si no hay pactos para alcanzar mayorías absolutas, entran los cuatro primeros candidatos, pero las tendencias ya marcan que la lucha final será entre Colau y Valls.
Estas son las razones:
Diferente a qué lista resulte la más votada es pronosticar quién será el próximo alcalde de Barcelona. Colau, si es la más votada, será alcaldesa, y si queda segunda puede aspirar a alcanzar la mayoría absoluta con ERC y PSC, lo que no parece probable pero no es imposible. Valls necesita ganar y que no haya un pacto contra él.
En otro orden de cosas, lo que ocurra en Barcelona puede condicionar el futuro político en Cataluña. Un buen resultado del experimento Valls debería favorecer la confluencia entre el catalanismo no secesionista, en ebullición en estos momentos, un Ciudadanos que sin perder su esencia modere su discurso y el PSC. Conseguir un gobierno no secesionista en Cataluña, que priorice la gestión, recupere la neutralidad de nuestras instituciones, visualice el pluralismo y frene el deterioro de la democracia en Cataluña ha de ser un objetivo prioritario una vez conseguido que Barcelona no mutile sus ambiciones, subordinándose a los intereses del independentismo o del populismo Colauista.
PD. Editado este artículo se ha publicado una nueva encuesta, esta vez de El Periódico, que, más matizadamente, no altera sustancialmente las tendencias mantenidas en este escrito. En cualquier caso, habrá que esperar que las encuestas se descontaminen del resultado del 28A y que la campaña municipal llegue a los ciudadanos para evaluar la evolución de las distintas candidaturas. En todas las encuestas el número de indecisos sobrepasa el 30%.