La justicia ha enviado a prisión a cinco ex directivos de Novacaixagalicia (NCG), resultante del enlace Caixa Galicia-Caixanova. La decisión carece de precedentes. A la vez, marca un hito histórico. Hasta ahora, todos los capitostes de las cajas salieron bien librados de sus lances procesales. En el peor de los casos cayeron sobre ellos unas sanciones meramente simbólicas.

Los interfectos de NCG son José Luis Pego, Gregorio Gorriarán, Óscar Rodríguez Estrada, Ricardo Pradas y Julio Fernández Gayoso. En octubre de 2015 la Audiencia Nacional les sentenció a 2 años de prisión por delitos de administración desleal y de apropiación indebida. Se dio por probado que se habían repartido 19 millones en sueldos e indemnizaciones escandalosos.

El saqueo se ocultó a la asamblea general y al Banco de España. Además, se perpetró cuando la acumulación de quebrantos estaba a punto de hundir NCG en un agujero negro insondable. Elevado el pertinente recurso ante el Tribunal Supremo, éste confirmó el castigo. Y añadió una coletilla que ha dado mucho juego. En ella sugería que los juzgadores de la Audiencia se mostraron demasiado magnánimos, es decir, se quedaron cortos en las puniciones dictadas.

La Audiencia Nacional ha tomado buena nota del reproche. Y ha resuelto meter entre rejas a los capitostes de NCG. Hasta la fecha era costumbre que solo ingresaran en la penitenciaría los condenados a más de dos años. Por debajo de esa cota, la decisión quedaba a criterio del juez. Mas si el afectado carecía de antecedentes, casi nunca acababa en la trena.

Así, pues, los magistrados de la Audiencia han roto con los usos habituales y han propinado a los ex jerarcas de la caja un correctivo demoledor. Tres hechos han sido decisivos para este singular viraje. Primero, la admonición del Supremo. Segundo, que los inculpados no han devuelto las sumas sustraídas. Y tercero, que tienen pendientes todavía otras varias causas judiciales.

Desde que estalló la crisis, se ha imputado a más de doscientos ejecutivos y miembros de los órganos de mando de las cajas. Alrededor de cien aún no han rendido cuentas ante la Justicia

Del quinteto de marras, el leñazo es especialmente duro para Fernández Gayoso, con sus 86 años a cuestas. Llegó a la cima de la casa tras una larguísima carrera de casi setenta años, primero en Caja Vigo, donde entró a los 16, luego en Caixanova y finalmente como máximo mandatario de Caixanovagalicia.

Fernández Gayoso no se embolsó un céntimo de los mentados chollos, pero aprobó el pago en su calidad de máximo jerarca de la institución. NCG se salvó del naufragio gracias a la inyección de 9.000 millones de fondos públicos. En consecuencia, el pagano en última instancia de las mamandurrias de NCG no es otro que la paciente grey de los contribuyentes.

El ex director general de Caixa Galicia José Luis Méndez se libra de pena alguna porque la fiscalía no le incluyó en la querella. Este caballero cesó en 2010 y se llevó un botín de nada menos que 15 millones, a título de jubilación.

Novacaixagalicia, una vez rescatada de la quiebra, traspasó su negocio a NCG Banco. Y éste fue adjudicado al grupo venezolano Bandesco, que lo rebautizó como Abanca.

Desde que estalló la crisis, se ha imputado a más de doscientos ejecutivos y miembros de los órganos de mando de las cajas. Alrededor de cien aún no han rendido cuentas ante la Justicia. Entre ellos figura nuestro paisano Narcís Serra, ex vicepresidente del Gobierno con Felipe González. Al cesar de sus altas responsabilidades, Serra regresó a Barcelona. Aquí movió cielo y tierra para encumbrarse a la cúspide de Caixa Catalunya, que lideró desde 2005 hasta 2010. Esta entidad luce un dudoso honor. Es, de todo el sistema financiero, la que requirió un más abultado fajo de ayudas oficiales en proporción a su propio tamaño.

A la vista del inquietante precedente de la caja galaica, es de suponer que a don Narcís no le llega la camisa al cuerpo.