Soy gato viejo en mi activa militancia contra el separatismo. Me da igual que sea el canario del muerto Antonio Cubillo del MPAIAC que luchaba por el derecho de autodeterminación de las Islas Canarias, cuando nos llamaban "godos" a los españoles.

Por ser catalán, me afecta más en lo personal el procés que el problema vasco, pero he sufrido más intensamente el del norte por los casi mil asesinatos. Siento San Sebastián como si fuera mi Lleida natal.

Explico lo de gato viejo: recuerdo un partido de básquet, cuando el Cacaolat CB Granollers estaba en la ACB. En un partido de equipo local contra el Real Madrid, los doscientos miembros de la colla Estelada gritaban: on és, no es veu, el fill de puta del Vallès.

Hace treinta años, me lo contó el redactor jefe de deportes, Jordi Sanuy, uno de los presentadores de Els Matins de TV3.

Como era amigo de Antonio Novoa, presidente del CB Granollers y fundador a la ACB, le denuncié esos insultos. Novoa habló con el presidente de la colla y le dijo que, si volvían a insultarme, no les dejarían entrar al pabellón. Nunca más mentaron a mi madre.

En el libro de mis trifulcas con los estelados -- el sexto de mis memorias de director, publicado en el  2014-- no lo cuento porque a mi madre, que los leyó todos con avidez, le habría dado un soponcio.

Estoy hablando del paleolítico superior, de cuando a Jordi Pujol el Abc le nombró Español del año. De ahí lo de gato viejo...

Por eso desde mi experiencia puedo decir que no me da miedo que Quim Torra haya salido del Palacio de la Moncloa encantado por el trato exquisito recibido. Torra tiene la típica cara de palurdo al que le enseñan los jardines el palacio y queda tan entusiasmado por la deferencia que ha tenido el inquilino de la Moncloa.

Por el contrario, políticamente le fortalece el escándalo común del PP, parte de Ciudadanos y la CUP. Los polos negativos deben repelerse. Está en su naturaleza.

Jiménez Losantos se sulfura por esta traición a España que, según él, han hecho los socialistas. Albert Rivera está en la misma tesitura porque su objetivo es quitar votos al PP, que se ha quedado sin leucocitos. Sus vampiros lo han dejado sin glóbulos rojos ni blancos. Vive en la noche de los muertos vivientes. La duda que tengo es si resucitara o vagará eternamente como un espectro por culpa de sus propios pecados.

Tanto Pedro Sánchez como Quim Torra son dos encantadores de serpientes para sus seguidores, pero así como todo el mundo conoce la intención del hijo putativo del hijo de Amer, Sánchez no es una versión 2.0 de ZP.

Si Sánchez fuera Zapatero, no le habría llamado a Torra "racista". El aval de mi seguridad se llama Josep Borrell. Si Pedro pensara como Quim, la Constitución y el mazo de sus jueces le tratarían como a Junqueras.