Si aceptamos que el límite de la pobreza está en 1,9 dólares diarios, tal como dice el Banco Mundial, desde 1990 hasta ahora mil millones de habitantes del mundo escaparon de la pobreza. La evolución positiva, sufre, con la pandemia de coronavirus una nueva amenaza que afecta a todo el mundo, tanto en las sociedades más desarrolladas como los países más pobres del mundo. Más de 250 millones de personas están ahora mismo amenazadas por el hambre, entre las que 100 millones, sufren la pérdida de ayuda de los sistemas de protección social, afectados repentinamente por la crisis de la pandemia.

Las iniciativas encaminadas a reducir los impactos de esta crisis, son múltiples y variadas y requieren que los agentes económicos negocien soluciones a corto y medio plazo, para que no se rompan los débiles equilibrios actuales. Los espectáculos que se ofrecen en el marco de la Unión Europea, o dentro del Estado, merman la confianza de los ciudadanos y consumidores, que se a su vez, retraen en su actividad como agentes económicos, frenando su comportamiento de gasto ante la incertidumbre del futuro.

Ahora se ve que vamos a perder en pocos meses lo que se ha trabajado y conseguido con muchos esfuerzos durante años. El envite de la desigualdad derivada de la crisis de salud, provoca muchos cambios y muchos empleos quedan afectados. Nielsen decía esta semana en un congreso online de AECOC que la tasa de paro será de más del 20%, que la forma de trabajar cambia y que más del 20% teletrabajará; que más del 20% de la hostelería permanecerá cerrada y que los 84 millones de turistas que nos visitan anualmente y que representan más del 13% del PIB, están en búsqueda de destino.

Y el turismo en todas sus facetas, ha sido el dinamizador, alcanzando todas las facetas de la economía productiva y de servicios. Y de pronto hemos dejado de viajar. Pensar en el aeropuerto, los accesos, las esperas, las cabinas de los aviones, el equipaje,… provoca mucha pereza y un cierto miedo: ¿Cómo se mantendrá la distancia social y medidas de protección que las autoridades dictan para la vida confinada y reducción de brotes, en este entorno ahora hostil? El aeropuerto se convierte aun más en una carrera de obstáculos que se muestran desde el momento de la entrada que está limitada a los que tienen tarjeta de embarque.

¿Cómo crear valor aceleradamente para responder a esta nueva inesperada situación?

Siguiendo a la prestigiosa economista Mariana Mazzucato que escribió y publicó en 2019 El valor de las cosas; quien produce y quien gana en la economía global, la creación de valor y la extracción de valor son dos cosas distintas. Reivindica el papel del estado como impulsor de la competitividad empresarial y de la reducción de las desigualdades, a través de sus aportaciones para la creación de valor. El ejemplo más citado es el de Smartphone, donde las tecnologías que lo hacen ‘inteligente' --internet, GPS, su pantalla táctil y el Siri activado por voz-- fueron todas financiadas con recursos gubernamentales. La innovación se consigue no solo con la iniciativa privada y necesita la cooperación con las universidades y centros de investigación. Mazzucato argumenta que el problema no es sólo de corto plazo; es también sobre la manera en que las actividades financieras se centran en la extracción de valor y son recompensadas por encima de las actividades que se centran en la creación de valor: a menudo conduce a la destrucción de ese valor.

Los recursos obtenidos para luchar contra la crisis de la pandemia, deben tener una orientación tanto finalista a corto, como orientarse a la creación de valor. Y aquí, encontramos la actividad emprendedora que ha sido para muchos, el puente hacia una vida con mayores recursos y capacidades. El hecho emprendedor es fuente de riqueza y de creación de valor. Emprender es una manera de hacer, que a menudo va ligada con la innovación, entendida en un sentido amplio. Innovar es un reto en el que interviene la investigación y también la adaptación al mercado. Y no todo el mundo tiene los recursos y el talento para hacerlo. Los recursos públicos para la investigación y desarrollo orientados a la actividad emprendedora son los que facilitarán ecosistemas eficientes que generaran valor y se obtendrán recursos para reducir las desigualdades. Dato final: Amazon invierte en I+D la misma cantidad que se invierte en toda España. Algo tendremos que hacer ¿no?