Parece que ha empezado la operación seducción en Cataluña. Que Mariano Rajoy se ha tomado en serio el problema catalán. Que lo ha puesto como uno de los objetivos de esta legislatura, ya sea larga o corta. ¡Ay, madre! La que nos espera. Todas las exclamaciones van a ser pocas. Y las conversaciones. Algo va a tener de positivo. Será conversación de esta cena de Nochebuena para acercar posiciones entre cuñados y suegros. Sin pasarse, por Dios. Que la cena termine bien, que ya llegará el próximo año para pelearse.

Porque las peleas ya se intuyen. Y no solo entre familiares. Si Mariano ha escrito en el umbral de su puerta que Cataluña es un objetivo prioritario pues lo será. Pero habrá consecuencias. Una es que Soraya de Castilla se dedicará al objetivo en cuerpo y alma. Con despacho. Con entrevistas de todas las tendencias políticas. Y con cabreo. Porque ella quiere mandar en Madrid. La primera consecuencia es que pasa del PP catalán. Pasa totalmente. Y, claro, a García Albiol lo llevan los demonios. Mariano ya no quiere a un tipo duro en Cataluña. Eso pasó a la historia. Como va a pasar Albiol. Su cabeza huele a pólvora. Han cambiado los tiempos y “Albiol no es lo que ahora se necesita”. La otra es que no es tan fácil como lo venden. Porque hasta en Estados Unidos se dice que “los separatistas catalanes desafían a España en busca de una utopía”. Mucha tela que cortar. Es política. A lo peor los paños calientes de Soraya llegan demasiado tarde.

Mariano ya no quiere a un tipo duro en Cataluña. Eso pasó a la historia. Como va a pasar Albiol. Su cabeza huele a pólvora. Han cambiado los tiempos y “Albiol no es lo que ahora se necesita”

Febrero está cerca. El Congreso del PP. Y los congresos regionales. Si Albiol llega a esa fecha, contento. Puede que no llegue. Y sin asombrarse. No pasa nada. Es la política. Para salir de dudas que le pregunten a Vidal-Quadras. Tuvo más éxito que Albiol. Lo decapitó Aznar tras el Pacto del Majestic. Fue la ofrenda de Aznar a Pujol, en bandeja de plata llena de euros, para contar con los votos de Convergència. La política, Albiol. Así es de miserable. El mismo Aznar que ahora critica la política del PP en Cataluña y pone de vuelta y media a Soraya. El Aznar que concedió a CiU la Ley de Política Lingüística del 98. Trituró a Vidal-Quadras. Toma nota, Albiol.

Pues ahora manda Soraya, Soraya de Castilla. Y no le tiembla la mano. Ni la lengua cuando se pregunta si Aznar “no era ese que hablaba catalán en la intimidad”. La primera, en la boca. Es la constante broma entre la gente de Soraya. Porque “nunca se le ha oído en público”. La segunda es que Soraya de Castilla tiene en poca consideración a Aznar y le echa en cara que los casos Gürtel, Bárcenas y las tarjetas Black vienen de su tiempo. De la etapa en la cual gobernó. Y “nosotros lo hemos encontrado y lo estamos solucionando”. Se ríe. Ahora más que  nunca. Porque ya no es presidente del PP. Así es la política, Albiol. Depende del día, del sol, de cómo amanece o del interés del momento.

Y el interés del momento es seducir. Por lo menos a una parte del conglomerado catalán. Evitar que los trenes choquen de frente. Buscar que Puigdemont rompa con los antisistema CUP. Que convoque elecciones. Que gane ERC. Que Junqueras sea president. Que dialoguen y se entiendan. Muchas cosas. ¿No serán demasiadas? Por pedir que no quede. Deben de ser los buenos deseos de la época, de los días que vivimos. Los deseos para el nuevo año. Porque la confrontación no funciona. Eso es lo que quieren los antisistema. Son felices con las duras respuestas del Gobierno de Madrid. Y ahora Soraya busca seducir. No quiere confrontación. Vamos, que en vez de ir a Valladolid ya se queda los fines de semana en Barcelona. De mercadillos por el barrio gótico, que le gusta.

Pero veremos. La CUP tiene muy cogidos a los dirigentes independentistas por los cataplines. Que los suelte va a costar lo suyo. Y solo hay una forma. La de siempre. Se sueltan con dinero. Más dinero. A eso se ha acostumbrado la burguesía catalana. Así es la política. ¿No lo hemos visto antes? Me temo que sí. Felices fiestas.