Pasan los días y la perplejidad aumenta. Pasan los días y cada vez es más difícil de creer lo que vemos. Que a Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, le queda la chaqueta grande. La chaqueta de la política. Demasiado para él. Los acuerdos y pactos de los ayuntamientos han sido nefastos para él. Perdedor. Ha hecho renacer al Partido Popular en perjuicio propio. Ahora rompe con Valls por su acuerdo con Ada Colau. ¿Prefería Rivera un alcalde independentista? Eso parece. Su éxito en Cataluña se está quedando en nada. Ha hecho más política Valls con tres concejales que Arrimadas con 36 diputados. Nadie lo entiende. Ahora toca pactar los gobiernos autonómicos. Los no pactados todavía. Otra debacle. Rivera predicaba regeneración. ¿También en Castilla y León? No lo parece. Pacta con los mismos, el perdedor PP, que llevan 32 años en el poder y soportan varios juicios por presunta corrupción. ¡Vaya regeneración! Y llega el pacto para el gobierno central. Total negativa a Sánchez. Nada de gobierno estable. Lo empuja a los brazos de Podemos y separatistas. Nadie lo entiende. Mucho menos los votantes de Ciudadanos. Cuidado Rivera. Fíjate cómo le va a Iglesias. Tú serás el siguiente.

Empieza la cuenta atrás. Quedan pocos días para que se intente formar gobierno. Pero Ciudadanos no se pronuncia. Sigue la misma táctica que ya utilizó en Cataluña. Ganó para nada. No se presentó a president. No negoció absolutamente nada. En Madrid, más de lo mismo. No tiene cintura. No hace propuestas. Un partido de centro, o bisagra, negocia a derecha e izquierda y pone condiciones. Por lo menos se vende al mejor postor. Ni eso. En esta ocasión sólo hay un postor, Pedro Sánchez. Condiciones para que pase por el aro de Ciudadanos. Nada. Nada que negociar, nada que hablar. Los ciudadanos no se lo creen. Y los votantes de Ciudadanos menos todavía. Cunde la decepción. Aumenta día a día. Venga a criticar a Sánchez sus pactos con los separatistas y Rivera lo empuja a ello. Rivera acusó a Sánchez de “ser el chollo de los separatistas”. A ello lo empuja. ¿A qué aspira Albert Rivera Riverita? ¿Volver a los orígenes? ¿Como cuando pactó con la extrema derecha Libertas por dinero? Eso ha publicado El Plural. Ahora con Vox. Tendencia muy a la derecha. Todo a peor.

Difícil saberlo. Él no lo dice. ¿Quiere otras elecciones en otoño? ¿Quiere dar el sorpaso al PP? Debería mirar a Podemos y su jefe Pablo Iglesias para ver cómo ha quedado. Le puede pasar igual a Rivera. Hay varios ejemplos. Puede recordar lo que le pasó al CDS o, más reciente, a la UPyD de Rosa Díez. Toma nota, Rivera. Puede que la ocasión de formar gobierno poniendo condiciones no se vuelva a presentar. Por lo menos tan favorable. Eso dicen los politólogos. Que la sociedad va a eliminar los populismos, al menos a reducirlos. Repetir elecciones sería lamentable. Hartos de votar. Que pasen cuatro años; antes, nada de elecciones, se comenta por los barrios. Los ciudadanos están hartos de tanto votar. Otra llamada y podrían ir los votos para la misma mochila. ¿No hay cintura negociadora? ¿O te queda la chaqueta grande? Entonces el partido tendrá que buscar un sustituto con cintura y con chaqueta a la medida.

Nuestro sistema electoral no es ni mayoritario, ni de segunda vuelta. La regla D’Hondt ya todos sabemos hacia donde nos lleva. Mucha fragmentación. Claro que, si Rivera sólo busca encabezar la oposición… ese es otro escenario. Pero de momento la oposición la tiene el PP y Casado. Sólo hay que contar los escaños. Si recuerda cómo se cuenta, de uno en uno y por valor de uno. Los escaños de Ciudadanos no valen doble. Casado ha sobrevivido al mayor fracaso electoral y, en parte, se lo debe a usted. Que se lo agradezca. Pero eso en política sólo vale en el momento. Para el país se necesita visión en 3D, ya que está de moda. Nada de caprichos. No le des la razón a Francesc de Carreras al llamarte “adolescente caprichoso”. A lo peor le quieren cargar con demasiada responsabilidad y no es el momento. Habrá que dejarle crecer, en todos los sentidos. Y luego hacerle una chaqueta a la medida.

De momento parece que se ha quitado presión al separarse de Valls. Miedo tenía Albert. Ya está libre. Y libre de que, de un codazo, lo apartara de la jefatura de Ciudadanos. Toca crecer. Sobre todo en el Congreso. No ir a pasearse y lucir la chaqueta amplia. Toca trabajar para reformar la Constitución y elevar las barreras al nacionalismo. Ley electoral, un ciudadano un voto, el Senado como Cámara territorial, etc., etc. Toca crecer, aunque sea en el Congreso. Y devolverle su función legislativa, pues últimamente parece un circo de mercaderes. Se vende el escaño al mejor postor, ya sea para formar gobierno, para aprobar Presupuestos o para derrocar al presidente del momento. Hay que tener la chaqueta bien puesta.

Se acusa a Sánchez de negociar con nacionalistas. Rivera también. Vox es un partido nacionalista y Ciudadanos le ha abierto la puerta de municipios y autonomías. Cada cual que cargue con su mochila. Porque si no es por Valls, Corbacho y Parera hoy sería alcalde de Barcelona Ernest  Maragall, un independentista. Y Rivera no lo quiso ver. Como no quiso ver que mantuvo en el poder a Rajoy y a Cifuentes estando el PP enfangado hasta las cachas. Y a Susana Díaz en Andalucía con los ERE en los tribunales. Como no quiere ver el maridaje con el PP en Castilla y León. Y el maridaje con Vox en Madrid. ¿Será demasiado para Albert Rivera? Puede ser. De momento, señor Rivera, la chaqueta le queda grande.