Pensamiento

Al censor Toni Comín

22 mayo, 2014 09:39

El fascismo con barretina está en su pleno apogeo. Además de los insultos, improperios, insidias y calificaciones de personajes, personajillos y papanatas que tienen la inteligencia a la altura de la suela del zapato –empezando a contar desde el suelo para que me entiendan- ahora han dado un paso más allá. Antoni Comín, aquel que se pasó al PSC porque si seguía en Ciutadans pel Canvi tenía que dejar el acta de diputado, aquel que negociaba con ERC entrar en las listas al tiempo que pedía el voto para Jordi Martí en las primarias del PSC de Barcelona, se ha erigido hoy en censor de la república estelada.

Por muchos insultos, descalificaciones, improperios y censuras públicas como la de este señor seguiré defendiendo mis opiniones y denunciaré a aquellos que utilizan al presidente autonómico Maragall de forma indigna, indecente y repugnante

En la tertulia de RAC1 de Jordi Basté, el señor Comín ha considerado que un servidor, el que viste y calza, debe ser expulsado de los medios de comunicación públicos por mis opiniones. Seguramente, este alarde democrático –que le ha salido desde las entrañas- debe venir a cuento de mis opiniones sobre –repito- la indigna, indecente y repugnante actuación de Ernest Maragall y Diana Garrigosa. Es la horma democrática del zapato de algunos independentistas. La opinión disidente es silenciada, y punto. Y luego hablan de democracia.

Para que se me entienda. El presidente autonómico Maragall en 2006 no se encontraba bien. Muchos de los que estábamos a su alrededor ya veíamos que alguna cosa no estaba en orden. En 2006, fue al médico y le diagnosticaron esa puñetera enfermedad de apellido alemán. En 2006, antes del verano, el president Maragall quiso una segunda opinión. Fue a EEUU y le confirmaron el diagnóstico: alzheimer. A la vuelta de su viaje, en 2006, antes del verano –repito para que los indocumentados no se pierdan- el presidente Maragall reunió a un grupo de colaboradores y amigos. Les comunicó que padecía, de forma incipiente, la enfermedad. Se valoró si debía seguir o no, hasta que el propio president dijo "¿A mí me podrían inhabilitar?". Silencio. La respuesta fue evidente.

En esas fechas, el president enfermo –aún ocupaba el Palacio de la Generalidad- convocó elecciones anticipadas. Se dijo, lo dijo la señora Garrigosa, que el aparato lo había descabezado. Si eso es cierto, lamento la bajeza moral y política de Ernest Maragall por aceptar la oferta del president Montilla de figurar en las listas electorales del PSC en 2006, y por aceptar su oferta de ser consejero de Enseñanza. ¿Si Montilla hubiera ungido un golpe contra el president Maragall le hubiera ofrecido una salida al entonces desubicado –Ernest- Maragall? ¿Si hubiera orquestado un golpe de estado hubiera recuperado a Geli, Nadal, Tura y varias decenas de colaboradores del ex president en cargos de mucha responsabilidad? Seguramente no.

Para que se me entienda. Por muchos insultos, descalificaciones, improperios y censuras públicas como la de este señor –no ofende quien quiere sino quien puede, y éste no puede- seguiré defendiendo mis opiniones y denunciaré a aquellos que utilizan al presidente autonómico Maragall de forma indigna, indecente y repugnante. Dice la musa de la libertad, la señora Rahola –la que miente más que habla y no dimite- que tengo el alma negra. Al menos, yo no tengo roña ni tiña.