Si el lector puede leer estas líneas, buena señal: quiere decir que estamos ya en el día 24 de marzo del año 2023, y no se ha producido el Apocalipsis, que estaba programado para ayer, día 23.

Hay que palparse el cuerpo, la ropa, tomar plena conciencia del milagro de estar vivos, eventualmente caer de rodillas y dar gracias a Dios, rezando, por ejemplo, el Padre Nuestro. Si está usted todavía en la cama, aunque sea viernes concédase unos minutos para regodearse en la pereza, deje que se le peguen las sábanas, aunque luego llegue tarde al trabajo. ¿Qué más da? Disfrute. Hoy podríamos haber dejado de existir, la tierra sería un erial devastado. Ayer se suponía que seríamos exterminados.

Recapitulemos: en los últimos tiempos han sido avistados numerosos ovnis sobre el cielo de Norteamérica, y los cazas de la fuerza aérea estadounidense ha destruido algunos, sobre todo en forma de globos, cuya autoría se atribuía a China, pero parece que erróneamente. Otros cuerpos de formas inesperadas, cilíndricas, de movimientos estrafalarios, desaparecieron de los radares antes de ser alcanzados y destruidos.

Según una exclusiva de la revista Forbes, recogida en España por numerosos medios de comunicación la semana pasada, un “borrador” del Pentágono fechado el pasado día 3 de este mes y titulado Physical constraints on unidentified aerial pnenomena, plantea la posibilidad (que, para algunos, es algo parecido a “reconoce la evidencia”) de que todos esos ovnis sean minisondas que una nave extraterrestre, suspendida en algún lugar del sistema solar, está enviando para estudiar los planetas cercanos, de manera semejante a lo que hacen la NASA y otras agencias espaciales humanas. Una nave nodriza, vamos, según explica Sean Kirkpatrick, director de la unidad OVNI –llamada Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios, AARO— del departamento de Defensa del Pentágono. Lo rubrica también el coautor del informe, el conocido físico teórico Avi Loeb, expresidente del departamento de Astronomía de Harvard, actual profesor de Ciencias de la prestigiosa universidad.

El nombre del señor Avi Loeb quizá le suene al lector de Crónica Global, pues es el mismo sabio que publicó un ahora ya célebre artículo en el que planteaba la posibilidad, si no la convicción, de que el objeto interestelar Oumuamua –en principio un meteorito de extraña forma aplanada— fuese en realidad una vela solar artificial, o sea una nave espacial. Aquí –Cuando Oumuamua regrese— hablamos de ello en 2021. Loeb detalló las seis propiedades anómalas de Oumuamua que lo convertían en un objeto inusual y lo diferenciaba de cualquier cometa o asteroide conocido.

Según Kirkpatrick y Loeb, el objetivo de esta supuesta nave nodriza (o naves nodrizas, pueden ser más de una) sería de carácter científico y exploratorio. No hay que alarmarse: probablemente las inteligencias extraterrestres sólo están investigando la composición mineral de estos planetas, igual que nosotros buscamos agua en la Luna o en Marte, sin que de momento se les haya podido detectar intenciones agresivas y avasalladoras. Claro que, en mi modesta opinión, ni la NASA ni nadie puede estar seguro de esa disposición pacífica de nuestros desconocidos hermanos extraterrestres.

Igual que te digo una cosa, te digo la contraria: esos bichos pueden ser muy cabroncetes, como sostiene Eno Alaric, una celebridad en internet gracias a su cuenta @radianttimetraveler, donde sostiene que es un “viajero del tiempo” que proviene del año 2671 y anuncia con cierta frecuencia acontecimientos que nos esperan. Su última predicción decía que ayer, 23 de marzo, “una raza alienígena muy hostil descenderá a la Tierra y se apoderará de la raza humana”. Parece que sólo sobrevivirán a la invasión 8.000 seres humanos, rescatados en el último momento por un marciano bueno que los llevará a su planeta.

Wait and See. Acabo de escribir estos párrafos a las 19 horas, 26 minutos, del día 23. Desde la ventana se ve un atardecer rosado en el diáfano cielo de Madrid. Ni rastro, por ahora, de naves invasoras. Haciendo de tripas corazón, porque no las tengo todas conmigo, me voy a Matadero, donde empieza el festival literario Capítulo 1. Dialoga Elisabeth Duval con Édouard Louis. Desde luego que será interesante escucharles, espero que la invasión marciana no interrumpa el acto y que quede demostrado que Eno Alaric es un farsante. De lo contrario, este artículo ni siquiera llegará a publicarse.