El gigante catalán de las autopistas y otras infraestructuras Abertis puede cambiar de manos en los próximos meses. Su colega italiano del mismo ramo Atlantia registró el 15 de junio en la CNMV la solicitud para lanzar una oferta pública de adquisición de acciones u opa por el 100% del capital de Abertis. El desembolso total asciende a la friolera de 16.300 millones. Ahora, el organismo estudia darle curso.

Se da la curiosa circunstancia de que hace justo diez años Abertis trató de fusionarse con Atlantia, cuando ésta se llamaba a la sazón Autostrade. El acuerdo se fue al traste por la feroz oposición del Gobierno de Romano Prodi, que no tuvo el menor empacho en declarar a Atlantia compañía estratégica vital para el presente y el futuro de la península de la bota.

Poco después de ese aciago tropiezo, el inefable José Luis Rodríguez Zapatero no dudó en extender una alfombra roja a la eléctrica italiana Enel, de capital estatal, para que se zampara Endesa, hegemónica en Cataluña y en otras zonas de España.

Para el devenir de Abertis será decisiva la actitud que adopte La Caixa, primer socio de la entidad con un 24%. A estas alturas, transcurridos dos meses y medio del anuncio de la opa, los dirigentes de La Caixa no han abierto la boca

Fue esa una de las transacciones empresariales más escandalosas de los últimos lustros, por sus brumosos aires sicilianos y por el desvergonzado apoyo que el Gobierno de ZP prestó a la compañía pública foránea.

Para el devenir de Abertis será decisiva la actitud que adopte La Caixa, primer socio de la entidad con un 24%. A estas alturas, transcurridos dos meses y medio del anuncio de la opa, los dirigentes de La Caixa no han abierto la boca.

Fuertes son los alicientes que se brindan al grupo catalán para acudir a la oferta. Le suponen propinar un soberbio pelotazo de casi 4.000 millones de euros. Como no anda demasiado sobrado de recursos, ese dineral le vendría como miel sobre hojuelas para lubricar su cuenta de resultados.

Si, empero, el Estado mayor de La Caixa decide no vender, la institución devendrá accionista destacada de la empresa resultante de la integración Abertis/Atlantia y podrá seguir devengando los jugosos dividendos. Pero habrá de ceder la batuta de mando a la familia Benetton, que contaría con un paquete de acciones superior al del gigante financiero de la Diagonal barcelonesa.

Entre tanto, la ACS de Florentino Pérez, el perejil de todas las salsas que se cuecen en Celtiberia, ha asomado la patita y anuncia que estudia formular una contraopa sobre Abertis. ACS ya fue accionista significativa de la empresa años atrás, pero se desprendió de todos los títulos para reducir su abultada deuda.

Entre tanto, la ACS de Florentino Pérez, el perejil de todas las salsas que se cuecen en Celtiberia, ha asomado la patita y anuncia que estudia formular una contraopa sobre Abertis

Florentino esgrime la consabida “solución nacional” al entuerto ante el Gobierno de Mariano Rajoy. Aunque éste mantiene el pico cerrado, al menos de puertas afuera, la venta de Abertis a un grupo extranjero encierra un problema no menor, pues entre sus activos cuenta con la mayoría casi absoluta del consorcio de satélites Hispasat.

La amalgama de Atlantia y Abertis alumbraría el líder mundial de las infraestructuras viarias, pero España perdería el centro de decisión de una de sus mayores y más saneadas empresas.

No son mejores las perspectivas si Abertis cae en manos de un personaje como Florentino Pérez, pues muy probablemente la empresa terminaría sus días vendida al mejor postor. Este tipo de operaciones tienen para el jerarca madrileño fecha de entrada, pero también de salida. Si hay algo que ciegue a un agiotista consumado como él, es dar el “pase” de los activos a un tercero que se ponga a tiro, con rapidez y con una jugosa plusvalía.

Las espadas están en todo lo alto y cualquier desenlace es posible.