Las estadísticas, con su sexismo y sus lagunas, nos muestran que muchas de las barreras que experimentan las niñas son determinadas por su género. Esta desigualdad, presente en todas las sociedades, es sin duda la más extendida. En Educo, al igual que las mujeres y niñas con las que trabajamos, tenemos la certeza de que tenemos que acabar con esta injusticia. Y no solo hoy, en el Día Internacional de la Mujer, sino cada día.

Durante la próxima década, 14,2 millones de niñas menores de 18 años se casarán cada año. Son 39.000 niñas cada día. En Mali, donde trabaja Educo, el 52% de las niñas están casadas antes de cumplir 18 años.

Por otra parte, de los 57 millones de niños y niñas en edad de asistir a la escuela primaria que están sin escolarizar, 31 millones son niñas. En Bolivia, otro país donde actúa Educo, las mujeres de las áreas urbanas tienen una media de 10,2 años de escolarización, y en zonas rurales solo 4,9 años

Generalmente se considera a la India como el lugar más peligroso para las mujeres, debido al alto riesgo de violencia sexual y esclavitud. Educo está presente en India desde 2009 trabajando con la población más vulnerable pero también con los más resilientes, como el caso de Priya Mitra

Priya fue encontrada un día deambulando en un barrio rojo en Mumbai, en India, por un equipo de Prerana, una ONG local que apoya Educo. La niña, de 7 años, había venido a Mumbai desde Bengala Occidental con su madre, Neelam, después de que su padre alcohólico muriera repentinamente. Vulnerable, sin dinero, y en busca de trabajo, Neelam fue vendida en el mercado sexual

El equipo se puso en contacto con Neelam a través de Priya. Tres meses después de este primer encuentro, Neelam asistía a talleres de habilidades de vida para madres, mientras Priya era inscrita en un programa de apoyo educativo. El proyecto al que asistía Priya se centraba en sensibilizar a los niños, niñas y sus madres de los barrios rojos sobre la importancia de la educación formal.

El año siguiente, Priya empezó a asistir a la escuela donde destacó por su excelencia y recibió una beca, para gran satisfacción de su madre. “Le voy a apoyar en su educación el tiempo que quiera estudiar. Me quedaré en Mumbai y le daré la mejor educación que pueda,” dice Neelam Mitra.

Con 11 años, Priya era un miembro activo, y hasta la más joven de un colectivo de niños y niñas centrado en la participación igualitaria y la democracia. Además de su activismo y un voluntariado en un centro juvenil local, Priya es una cantante motivada con gran talento y fue seleccionada para un programa de intercambio cultural en Canadá, junto con otros siete niños y niñas.

Recibir una educación como esta es fundamental para las niñas, pero a menudo se pasa por alto debido a las profundas estructuras patriarcales. En Mali, donde el matrimonio infantil como tradición se está cuestionando, las niñas son especialmente vulnerables al abandono escolar. A pesar de los esfuerzos por parte del Gobierno para promover la equidad de género, la brecha en la educación entre niñas y niños sigue siendo significativa.
 
En 2015, Educo lanzó en Mali un programa de becas para niñas en edad de escuela primaria, además de una formación para sus madres en generación de ingresos y presupuestación de materiales escolares. El incremento en la capacidad económica de las madres no solo les ha permitido cubrir los costes de la educación de sus hijas, sino también ha mejorado su situación dentro de la familia y la comunidad.

Hasta ahora, más de 2.000 niñas se han beneficiado del programa, de las cuales el 95% ha permanecido en la escuela primaria y el 80% ha pasado a la secundaria. “Los responsables del proyecto me dan mucho valor porque todos los días vienen a mi escuela y me dan consejos sobre cómo estudiar en casa y cómo aplicarme en clase,” dice Fadimata Dramé.

Desde entonces, esta comunidad rural en el centro de Mali ha vivido muchos cambios positivos para las mujeres y las niñas. Ha habido una disminución significativa en el número de matrimonios infantiles y ninguna de las niñas involucradas en el programa de becas se ha casado a una edad temprana.

La discriminación de género ya representa un obstáculo considerable para las mujeres y las niñas, pero si añades una discapacidad a esta injusticia, el escenario se vuelve aún más difícil. En Bolivia, 3 de cada 100 personas tienen una discapacidad. Pero eso no ha sido un freno para Andrea Cornejo

A los 9 años, Andrea fue diagnosticada de atrofia muscular espinal tipo 2, una rara enfermedad degenerativa que quita la fuerza de los músculos. Tuvo que esperar a tener 16 años para poder operarse, hecho que le llevó a necesitar una silla de ruedas.

La operación marcó un antes y un después en su vida. Consciente de la discriminación que ya experimentaban niñas y mujeres en Bolivia, ahora también se enfrentaba al prejuicio adicional hacia las personas con discapacidades.

No fueron solo las barreras físicas o las escuelas y el transporte público no adaptados a las sillas de ruedas, pero más bien la actitud de tantas personas que empujaron a Andrea a ser activista. “Los niños, niñas y adolescentes con discapacidades tienen que dejar de ser víctimas y convertirse en protagonistas”, declara. En 2015 fue elegida como consejera municipal en la ciudad de La Paz en Bolivia. 

Al igual que para Andrea, el trabajo de Educo está construido sobre la convicción de que todos los niños y niñas deben tener la oportunidad de disfrutar de sus derechos, independientemente de su género, capacidad o cualquier otra condición. Pero los datos lo demuestran, las niñas y las mujeres sufren una grave discriminación en todo el mundo. 

Promover la equidad de género y los derechos de las mujeres y las niñas no es solo una cuestión de justicia social, sino un principio inherente de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y un requisito esencial para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible

El tema de la ONU para el Día Internacional de la Mujer este año es “Pensar en igualdad, construir con inteligencia e innovar para el cambio”. A través del trabajo de Educo, sabemos que las mujeres y las niñas son capaces y ya piensan en igualdad, construyen con inteligencia e innovan, siempre y cuando pueden tener esta oportunidad. Como Priya, Fadimata y Andrea.

Hacemos una llamada para que cada mujer y niña tenga el derecho y la posibilidad real de decidir y construir el futuro que quiere para su cuerpo y su vida. Queremos un mundo diverso y colorido en el que el rosa y el azul no pongan límites, donde nadie le dice hasta dónde puede llegar a una mujer o a una niña, ni hoy ni mañana.