El próximo día 28 de abril ningún voto de izquierdas o progresista se puede quedar en casa. Sea por convencimiento, militancia, coincidencia con las propuestas concretas que se presentan en el espacio de izquierdas, sea prestando el voto a la espera de ver como lo utilizan, o sea tapándose la nariz por reticencias o carencia de confianza, hace falta que todos y todas ¡vayamos a votar!.

En estas elecciones nos jugamos mucho. Las opciones nunca han sido tan claras. O tenemos una mayoría de izquierdas, progresista y democrática, o tenemos una mayoría de las derechas reaccionarias, de las tres derechas y ultraderechas que han abandonado totalmente el espacio de centro. Las derechas, todas ellas, plantean sin ambigüedades un retorno al pasado mediante unas propuestas en todos los aspectos económicos, laborales, sociales, en libertades, en retorno al centralismo territorial, que confrontan incluso con la misma Constitución.

Hoy se echa de menos una derecha dialogante y centrada como en la transición representó la UCD de Suárez. Hoy la derecha es Vox, que más que una nueva ultraderecha representa el retorno a un oscuro neofranquismo; es el PP de Casado, que deja como centrista a Fraga y se dedica a reproducir las propuestas radicales de Vox; y es un C's de Rivera que han abandonado toda máscara de centrismo. Todos ellos, se presentan en todos los aspectos políticos como un tripartito reaccionario contrario a los intereses de las clases trabajadoras y populares, un tripartito que quiere incrementar la ya importante desigualdad social producida por la crisis y las políticas realizadas; un tripartito contrario a los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales queriendo imponer un nuevo neocatolicismo militante a toda la sociedad y defendiendo el retorno a un centralismo anticonstitucional. En definitiva unas políticas económicas, fiscales y laborales neoliberales, unas políticas territoriales centralistas, y unas políticas sociales reaccionarias y liberticidas. Nos haría sonreír si no fuera para llorar que el PP y C's que se presentan como supuestos “constitucionalistas” planteen propuestas anticonstitucionales en sus propuestas programáticas. Las derechas tripartitas representan más que nunca el PASADO.

Esa por ello que hace falta que la gente de izquierda y progresista deje al margen cualquier reticencia y vaya a votar por las opciones que más le convenzan o las que menos rechazo le provoquen. Porque hay que parar en primer lugar a la derecha radicalizada y dar una oportunidad, todo lo crítica que se quiera, a una mayoría de izquierdas o progresista entorno al PSOE, Unidas Podemos y Compromís las opciones con posibilidad de conseguir escaños y que pueden articular una mayoría alternativa de progreso.

Como se planteó en el acto “Pasado o futuro, tú decides” convocado por parte de personalidades del mundo de la cultura, el periodismo, CCOO y UGT, y en palabras de Unai Sordo “Hay que votar, hay que participar porque nos jugamos mucho, se están lanzado mensajes, discursos que cuestionan los derechos de ciudadanía, la convivencia, el respeto a la igualdad de hombres y mujeres o la validez del sistema público de pensiones”. Como dijo Almudena Grandes, “el progreso no es una línea recta, las conquistas sociales se pueden perder”.

Hay que ir a votar para optar por una posibilidad de FUTURO, no tan solo para no volver al pasado, sino para avanzar en la mejora del país a nivel económico y social.

Unas opciones de futuro que hay que reivindicar como hace el documento conjunto de CCOO y UGT:  a) Defender la posibilidad de un nuevo modelo productivo sostenible; b) Optar por una ocupación de calidad, derogando la reforma laboral del PP para acabar con la precariedad. Por una fiscalidad mejor y más justa. Garantizar la igualdad de hombres y mujeres. Garantizar la viabilidad y la suficiencia de las pensiones y mejorar unos servicios públicos de calidad. O mejorar la calidad de la democracia, derogando por ejemplo la ley mordaza. Estos, entre otros, pueden ser algunos de los objetivos de una mayoría política de izquierdas. En cuanto a la cuestión territorial es evidente que hay que potenciar la solución del máximo diálogo dentro de la ley.

Hoy en día cuestiones como las relativas a las reformas constitucionales hay que descartarlas, porque hacen falta mayorías amplias y hoy a la vista de la posición de las derechas parece imposible de lograr cualquier acuerdo.

Para conseguir objetivos de cambio de futuro hará falta que los partidos que se llaman de izquierdas y/o progresistas confirmen que lo son y actúen con responsabilidad, lealtad y con generosidad para conseguir un acuerdo programático. Pero el deber de los electores es crear la posibilidad de hacerlo posible.

Para más adelante quedará analizar el comportamiento de estos partidos y los déficits o incógnitas que su actuación pueda comportar.

Habrá que ver si el PSOE de Sánchez, que aparece como posible ganador de las elecciones, continúa con el cambio de estrategia, más socialdemócrata, que lo devolvió a la secretaría general del PSOE. Si quiere hacer una política de izquierdas, abandonar los tacticismos y la línea socioliberal que había definido la actuación anterior del PSOE que lo llevó a reformar el artículo 135 de la Constitución.

Habrá que ver qué pasa con Unidas Podemos después de su previsible bajada electoral. No es descartable que los resultados electorales puedan provocar cambios y convulsiones en el movimiento y en sus confluencias. Se evidencia que hace falta más democracia real, más ideología clara y más estrategia en este espacio para poner fin a sus convulsiones internas que son responsables de su resultado electoral a la baja.

En cuanto a Compromís es hoy la opción más clara, estable y consecuente en el espacio de la izquierda y tendría que ser un modelo para futuras articulaciones políticas del espacio de la izquierda alternativa que puede contar con otros sujetos políticos como Actúa de Gaspar Llamazares y mucha gente de izquierdas y progresistas huérfanas de referencias y que actualmente pueden hacer un voto prestado.