¿Qué está pasando? Estamos a una semana del 11 de setembre y el termómetro político no parece entrar en esa dinámica álgida de otros años. El ambiente es gélido. A saber. Esta semana Clara Ponsatí le da un zasca de alto standing al engendro del Consell de la República que vaga sin rumbo, y sin cabeza, en el mundo independentista. Sánchez ha aparcado el “tema catalán”. No sale en sus prioridades y la reforma de los delitos de sedición y rebelión, otrora muy importantes, han pasado a mejor vida. Esta toma de posición ha pasado como un halo en el escenario político. ERC, Junts y la CUP siguen en su debate sin fin sobre cuál debe ser la hoja de ruta, quién es el más duro con el Gobierno de España y quién lidera el procés, o lo que queda de él. Inmersos en su cansino debate interno ni siquiera los movimientos de Sánchez han sido contestados. De hecho, ERC y Junts han limitado su posición a exigir que el presidente del Gobierno esté en la mesa.

Quizás la razón de este empecinamiento la encontremos en que si Sánchez no está presente, Aragonès tampoco estará. Y así nos encontraremos con que la delegación catalana la podría presidir Jordi Puigneró, a la sazón uno de los más críticos con la propia mesa, lo que dejaría a ERC al pairo. Pero además, si Sánchez no acude, Yolanda Díaz podría presidir la delegación del Gobierno de España, porque la vicepresidenta ya ha hecho llegar al presidente su intención de estar, como estuvo el entonces vicepresidente, Pablo Iglesias. Es decir, la Mesa estaría presidida por Podemos y por JxCat. Sánchez ha vuelto a romper el tablero porque la partida no parece gustarle. Se ampara en la recuperación económica como prioridad y enfría las expectativas de la Mesa dejando en barbecho el debate sobre la solución política a los exiliados que pasaría por la reforma de los delitos. Habrá que esperar a ver qué consecuencias tiene esta actitud en la reactivación económica que tanto propaga si los presupuestos del 2022 no se aprueban porque ERC se pone de perfil.

¿Se pondrán de perfil los republicanos también para hacer senadora a Eva Granados? La vicesecretaria general del PSC ha sido designada por Sánchez como nueva portavoz del PSOE en el Senado. Una forma de restañar las heridas que dejó en el PSC, en Iceta e Illa, ser convidados de piedra en la remodelación del Gobierno en el pasado julio. Ahora Granados para ocupar su nuevo puesto deberá ser nombrada senadora por designación autonómica. ¿ERC le hará un Iceta? No parece que los republicanos estén ahora en esa tesis de dejarla en la estacada como hicieron con Miquel Iceta, pero los tiempos son envenenados y la designación de Granados coincidirá en el tiempo con la Mesa de Diálogo. ¡Ay si va mal la Mesa!

Y por si este escenario no fuera suficientemente esperpéntico, Aragonès no para de recibir patadas en la espinilla. Joaquim Torra ya le ha dicho que ni en 2030 ni en 2080 habrá referéndum, --acordado off course--, pero Torra se limita a agitar el espantajo para aparecer como el más puro independentista, sin aportar ni una sola alternativa. Saca pecho, pero sale corriendo. Casi como siempre ha hecho el expresidente. Y Marta Rovira que le ha recriminado que la llame Mesa de Diálogo cuando debería llamarla Mesa de Negociación. Sorprendente diatriba semántica de la secretaria general de ERC porque no acabo de ver la diferencia. Dialogar es negociar y negociar es dialogar, se mire por donde se mire.

El 11 de septiembre está ahí pero no lo parece. Habrá 'mani', habrá gente, pero menos que otros años. Nos dirán que la pandemia es la culpable, pero el verdadero responsable es este escenario político que está provocando una mala digestión del procés en cientos de miles de catalanes que creyeron en lo que les dijeron sus líderes durante años. La frustración está ahí, pero el independentismo no ha desaparecido. Los líderes están noqueados, el liderazgo no existe, pero el pulso secesionista no ha desaparecido. Puede estar desmovilizado, pero bien haría Moncloa en no menospreciarlo. Y los líderes independentistas harían también bien en pensar que no todos los catalanes son independentistas. Estamos en la casilla de salida, la misma de hace diez años, pero con más cansancio, más frustración, más cabreo, y seguimos con poca política. El 11 de septiembre será la foto fija de este panorama, la foto fija del fiasco de los últimos diez años. El que sepa responder al ¿qué está pasando? se llevará el gato al agua. De momento, no hay nadie en el horizonte. No hay nadie, ni se le espera.