El pasado 11 de abril las ejecutivas confederales de CCOO y UGT de España emitieron una declaración conjunta con motivo de la participación de sus organizaciones catalanas en la manifestación convocada el 15 de abril en Barcelona por una plataforma de inspiración secesionista liderada por la ANC y Òmnium Cultural. En el comunicado de las organizaciones sindicales se citaba la necesidad de recuperar el autogobierno en Cataluña, lo que debería permitir ocuparse de los "problemas de la gente". La asistencia de las cúpulas sindicales a dicha manifestación ha creado un profundo malestar entre muchos de sus afiliados, al entender que una vez más los sindicatos se alineaban bajo las banderas secesionistas. La perversión del debate identitario desestabiliza a organizaciones como los sindicatos, cuyos objetivos e intereses están lejos de la insolidaridad del nacionalismo.

El sindicalismo confederal se encuentra en Cataluña como en el resto de España, con la obligación de dar una respuesta adecuada a los retos que la revolución digital y la sociedad del conocimiento plantean al mundo del trabajo. Como consecuencia de los procesos de automatización y el desarrollo de la inteligencia artificial se están produciendo profundos cambios en los centros de trabajo, tanto en lo organizativo como en la forma de producir, que afectan al conjunto de los asalariados. La aplicación de la industria 4.0 en Cataluña supondrá la destrucción de puestos de trabajo en sectores donde la existencia de tareas repetitivas hace posible la automatización de los procesos de producción y, por el contrario, el empleo podría crecer en otras actividades que requieren del desempeño de inteligencia social y creativa con mucho menor riesgo de ser automatizadas.

La perversión del debate identitario desestabiliza a organizaciones como los sindicatos, cuyos objetivos e intereses están lejos de la insolidaridad del nacionalismo

Las cúpulas sindicales en Cataluña deben entender que muchos de los problemas de la clase trabajadora, en particular aquellos relacionados con el empleo y las condiciones de trabajo (salario, futuro profesional, formación, etc.), siempre se han disputado y se disputarán en los centros de trabajo. Es la presencia de los sindicatos en los sectores productivos y en los servicios la que garantiza a través de la negociación colectiva y la acción sindical la interlocución para acordar la implantación de los cambios tecnológicos y productivos derivados de la automatización y la digitalización.

En Cataluña es urgente que los sindicatos, desde la autonomía del mundo del trabajo, recuperen un relato propio no subordinado a la estrategia de los partidos secesionistas ni a la de sus aliados, los comunes. El sindicalismo, de matriz siempre internacionalista, debería denunciar la farsa del revisionismo histórico-cultural de Òmnium, que explica las luchas obreras en Cataluña en clave de reivindicación nacional. Ahora más que nunca, los sindicatos deben recuperar su autonomía de clase, responder a los objetivos para lo que fueron creados: la defensa de los intereses del conjunto de los asalariados, la unidad y la solidaridad de todos los trabajadores frente al egoísmo de los territorios insolidarios, generalmente los más ricos. Combatir al nacionalismo no es solo un factor de solidaridad sino sobre todo un elemento de modernidad, pues el nacionalismo representa lo viejo, lo que impide avanzar a las sociedades más abiertas y progresivas.

En Cataluña es urgente que los sindicatos, desde la autonomía del mundo del trabajo, recuperen un relato propio no subordinado a la estrategia de los partidos secesionistas ni a la de sus aliados, los comunes

Ante este 1º de mayo, conviene recordar que los sindicatos son un factor de redistribución más igualitaria de las rentas, vector necesario en la lucha por la reducción de la desigualdad, elemento de cohesión social y de humanización de las relaciones sociales. Necesitamos sindicatos fuertes que defiendan los intereses de todos los trabajadores y que encuentren su marco de acción sindical en sociedades abiertas y democráticas alejadas del mundo cerrado del nacionalismo excluyente y conservador.