Torre Werfen, sede de las oficinas centrales de la compañía en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) / WERFEN
Poder, silencio y una fortuna inmensa en el imperio Werfen de los Rubiralta
"Los cuatro hermanos evitan los focos públicos, pero su formidable estela económica es tan brillante como el legendario faro de Alejandría"
Werfen, fabricante de dispositivos de diagnóstico médico y clínico, es una de las corporaciones familiares más sobresalientes, pujantes y capitalizadas de Cataluña. Sus dueños son los hermanos Jorge, José Luis, Xavier y Marc Rubiralta Giralt.
Este linaje se caracteriza por su nulo perfil periodístico, pues nunca ha concedido entrevistas y no parece que abrigue la menor intención de cambiar la costumbre. Huye de los medios informativos como de la peste porcina africana. Se dedica a lo suyo, es decir, a engrandecer su emporio y amasar caudales a destajo.
La publicidad del grupo se limita a las notas que divulga su poco locuaz departamento de prensa, y va que arde.
José María Rubiralta Vilaseca, fundador de Werfen, falleció en 2012. Sus hijos heredaron el conglomerado con participaciones sensiblemente iguales, aunque el mayor, Jorge, recibió algo más.
Casi de inmediato pusieron manos a la obra para succionar el dinero que su progenitor había acumulado pacientemente en las arcas sociales. Con tal fin, emplearon dos vías directas y expeditivas. Una, la distribución de dividendos. Otra, la compra por parte de la compañía, de gruesos paquetes de sus propias acciones que obraban en poder de los socios, en una especie de banquete al estilo de Juan Palomo. Mediante ese doble mecanismo, se embolsaron la exuberante suma de 1.530 millones en el período 2012-2022.
Semejante festival crematístico perduró hasta hace un par de años, cuando los bancos que financian Werfen, amonestaron al cuarteto. Si pretendía acceder a más líneas de crédito, había de dar un respiro a sus ínfulas extractivas.
Por ello, la parentela lleva dos duros años de abstinencia pecuniaria rigurosa.
Tal circunstancia no ha impedido que siga aspirando algunos fondos, aunque en cantidades mucho menos lustrosas que las de antaño. Por ejemplo, junto con los restantes miembros del consejo de administración se repartieron el año pasado una paga de casi 4 millones. Asimismo, sus sociedades personales prestaron servicios de asesoramiento a Werfen, por los que esta les abonó 6 millones.
El órgano de gobierno lo componen la cuaterna fraterna, más Germán Venancio Castejón-Fernández, Luis Cantarell Rocamora, Bárbara López Kunz, Belén Romana García, Nina Fleurie Beikert, Myra Lynn Davis y Alejandro Risso. Este último se incorporó en junio, tras el cese de Carles Pascual Sancho. De secretario del consejo ejerce el experimentado abogado Miquel Roca Junyent, que ya calza 85 años.
Por lo demás, Werfen sigue navegando a toda vela. En 2024 el volumen de los activos consolidados escaló la cima de 4.725 millones, récord histórico. Si se mantiene la progresión, el año que ahora está a punto de terminar dicho epígrafe rozará el redondo listón de los 5.000 millones.
Otra rúbrica destacada son los recursos patrimoniales. Su importe rebasó por vez primera los dos mil millones y llegó a 2.103, tras haberse destinado a reservas los 170 de beneficio del postrer ejercicio. Las deudas bancarias rondan los 1.800 millones.
Las principales áreas de especialización de Werfen radican en la coagulación, los cuidados agudos, la autoinmunidad, la transfusión y los trasplantes. En la primera es líder mundial con un 30% de cupo de mercado. En las otras tres es segunda.
Los renglones reseñados se centran en el ámbito del diagnóstico in vitro. Werfen desarrolla sistemas utilizados en hospitales y laboratorios clínicos. Sus productos incluyen instrumentos, reactivos, controles de calidad y software. Para ello es fundamental el trabajo del potente departamento de investigación, que el año pasado absorbió una ingente inversión de 180 millones. Los artículos de Werfen se venden en 130 países, en treinta de los cuales se halla presente con filiales de su pertenencia.
El bagaje industrial del gigante abarca ocho grandes complejos fabriles. Seis de ellos se encuentran en Estados Unidos. Los otros dos, en el municipio barcelonés de Lliçà d’Amunt y en Alemania. El cuartel general radica en la plaza Europa, de Hospitalet de Llobregat.
Werfen se ha erigido en una autoridad global del diagnóstico in vitro. Gracias a tan feliz coyuntura, los Rubiralta nadan en un océano de abundancia, mientras siguen firmes en su silencio monástico y su aversión a los focos. Quizás eviten la luz pública o permanezcan enmudecidos, pero su formidable estela económica es tan brillante como el legendario faro de Alejandría.
En todo caso, no es intempestivo recordar que en un país que aspira a enorgullecerse de un tejido empresarial maduro, el silencio perpetuo suele terminar sonando a una indefectible y huera extravagancia.