Miércoles 18 de marzo. Valentina sube a limpiar la tribuna de oradores del hemiciclo del Congreso de los Diputados casi vacío, tras la intervención del presidente, Pedro Sánchez.
Equipada con mascarilla, guantes y un espray desinfectante, se encargó de limpiar y desinfectar el atril, la barandilla e incluso los micrófonos. Puso imagen a las medidas para luchar contra el Covid-19. Cuando finalizó, la presidenta de la cámara baja, Meritxell Batet, le dedicó un cercano “gracias Valentina”, y los diputados empezaron a aplaudir.
Reconocimiento
Valentina no se había visto en otra igual. Su trabajo requiere presencia física. El teletrabajo es una entelequia. Jamás había recibido un aplauso en los 29 años que lleva trabajando en el Congreso, 16 de ellos en Clece, la empresa concesionaria de limpieza de la Carrera de San Jerónimo. Como ella ha reconocido, le encantó que la aplaudieran; no por ella, sino porque era un aplauso para las miles de personas que trabajan en los servicios de limpieza, ahora más necesarios que nunca. El propio Sánchez se sumó al agradecimiento desde la tribuna. Más aplausos.
El 18 de marzo, los que hacen posible el normal funcionamiento de las instituciones, aeropuertos, estaciones de tren y las empresas se hicieron visibles en Valentina.