Las 22.000 oficinas de farmacia que hay en España permanecen abiertas estos días, pese a la reclusión social dictada por el estado de alarma y a la paralización de las actividades no esenciales. Forman parte del sistema sanitario nacional, aunque a veces sus responsables no las tengan muy presentes, y constituyen uno de los sectores vitales para que la máquina global del país funcione.
Los colegios de farmacéuticos no paran de ofrecerse al Ministerio de Sanidad, que ha concentrado la coordinación de la lucha contra el coronavirus en todo el territorio, para que utilice la red de oficinas y a los 52.000 farmacéuticos que trabajan en ellas para hacer llegar a la población el material y la información necesarios, así como para recoger datos de los pacientes que puedan contribuir al control de la pandemia.
Medidas muy prácticas
Algunas de las medidas que se han adoptado facilitan mucho la labor de estos profesionales, medidas como la congelación de la caducidad de las recetas electrónicas, lo que permite que sus usuarios no tengan que desplazarse a los centros de atención primaria (CAP). Y, en paralelo, los médicos han abierto líneas directas de comunicación con los pacientes para informarse de su evolución y, en consecuencia, modificar las prescripciones cuando hace falta. Esos cambios se hacen vía telemática, de manera que llegan a la farmacia sin necesidad de viajes ni contacto físico.
Maite regenta su farmacia desde 1981 en el barrio de La Teixonera (Horta-Guinardó) de Barcelona y estos días, tanto ella como Núria, la otra farmacéutica del establecimiento, atienden con mascarilla y guantes, además de la mampara que les separa del público. La limpieza y desinfección de las superficies del local es más intensa de lo habitual siguiendo las normas de las autoridades sanitarias. Todo ello, claro está, sufragado por la propia farmacia.
Lenta normalización
Como el resto de boticas, se quedaron sin geles, protectores bucales y guantes, aunque poco a poco tanto el suministro como la demanda se han ido normalizando. Esperan contar con suficientes mascarillas en el momento que Sanidad establezca su obligatoriedad en el desescalado de la reclusión, si es que llega a producirse. Lo mismo sucede con la inquietud de los primeros días: los rumores y las fake news van disminuyendo, lo que contribuye a que la situación se estabilice.
Ahora, están a la espera del contingente de mascarillas adquiridas por los colegios de farmacéuticos. Uno de esos protectores pasarán por el seguro público y, aunque los farmacéuticos tendrán que pagarlas a los distribuidores, podrán cobrarlas 45 días después si no hay retrasos añadidos. Para los usuarios, el primero de ellos será gratuito. Hoy lunes, día 20, debería llegar la primera remesa de ese material.
La 'iniciativa' de Torra
La historia de esta engrega de mascarillas se complicó el pasado día 16, cuando el presidente de la Generalitat, Quim Torra, anunció que su Govern procedería a distribuir 14 millones de cubrebocas a través de las boticas desde el martes siguiente, día 14. No las ha comprado la Generalitat, está previsto que hoy, día 20, lleguen las primeras y no hay fecha para el resto.
La farmacia de Maite ha recibido la visita de los Mossos d'Esquadra en dos ocasiones desde que comenzó la reclusión. La primera, para reiterar su disposición a ayudar en lo que haga falta, en especial la prevención y represión de los atracos. Un gesto que agradecen especialmente estos días en los que no hay actividad en las calles. La segunda, para ponerles en alerta sobre la posibilidad de malos tratos entre sus clientes.
"Sentimos que los aplausos son también para nosotros"
¿Les gratifican las aplausos de las ocho de la tarde de sus vecinos? ¿Sienten que van dirigidos a ustedes? "Sí, claro, mucho. Aunque desde nuestro punto de vista estamos haciendo lo de siempre. En unas condiciones especiales y con cierta incomodidad, es cierto, pero tenemos muy claro que es nuestra obligación", explica Maite.
"Y hacemos lo que hace todo el mundo --continúa--, desde los médicos a las limpiadoras, pasando por enfermeras, auxiliares y técnicos sanitarios. Es lo que nos ha tocado vivir".