Son un ejemplo de economía circular. La Corporación Agropecuaria de Guissona ha trabajado durante todo este tiempo de confinamiento a todo trapo para que sus productos llegaran a su cadena de supermercados BonÀrea, y de ahí a miles de hogares.
Con sede en Guissona, en la comarca de La Segarra, este grupo agroalimentario ha mantenido su actividad para abastecer de productos a sus más de 500 tiendas donde trabajan unos 2.500 dependientes repartidos en toda la geografía catalana. Los productos eran transportados puntualmente por no menos de 200 camiones diarios.

Los 1.500 socios han seguido criando y cuidando los animales que recibían su alimentación de 10 plantas de producción de alimentos para las granjas. La elaboración y transformación cárnica se ha realizado en el moderno centro alimentario que la compañía tiene en Guissona, donde trabajan alrededor de 5.000 trabajadores que han empaquetado los productos que han llenado las neveras de miles de hogares.
La industria agroalimentaria catalana ha demostrado músculo en momentos complicados y ha resistido bien a la crisis evitando que se rompiera la cadena de suministro a la población.

Como los 300 de Leónidas plantando cara al ejército persa, los 10.000 de Guissona han puesto pie en pared facilitando la lucha contra el coronavirus a miles de familias.