El poeta argentino Enrique Molina, cuyo poema Alta marea ayuda a viajar / WIKIPEDIA

El poeta argentino Enrique Molina, cuyo poema "Alta marea" ayuda a viajar / WIKIPEDIA

Poesía

Viaje y acción

Ya que por ahora viajar físicamente presenta ciertas dificultades, uno se entretiene recitándose mentalmente los poemas sobre el tema, como “La ciudad” de Kavafis o "Alta marea" de Enrique Molina

22 agosto, 2021 00:00

Ya que por ahora viajar físicamente presenta ciertas dificultades, uno se entretiene recitándose mentalmente los poemas sobre el tema, y si no los recuerda los consulta en la Red. Empezando, claro, por el suntuoso alarde del "Barco ebrio” de Rimbaud, con su delirante imaginería inspirada en las Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne; y luego la famosa “Invitación al viaje” donde Baudelaire propone a su “niña”, a su “hermana”, irse juntos de viaje, a algún paraíso tropical, allí donde “no hay otra cosa que orden y belleza, lujo, tranquilidad y voluptuosidad”. Antes la primera “epístola” de Horacio nos habló de la inutilidad de viajar o de emigrar, ya que el cambio de escenario no implica en absoluto ningún cambio anímico, según su famoso e influyente verso Caelum, non animum mutant qui trans mare currunt, o sea, literalmente: “de cielo, no de ánimo cambian los que atraviesan el mar”. Entre las derivaciones de este poema, la más famosa es la de Kavafis en “La ciudad”, que probablemente el lector conoce pero aun así transcribo a continuación:

Dices: “Iré a otra tierra, hacia otro mar,
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos solo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí”.

No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

Uno lee estos versos y de entrada le parece que tienen todo el acento de la verdad. Pero Valentí Puig tiene en su último libro de recuerdos, Dioses de época, una página criticando este poema. La idea de “La ciudad” le parece conformista. Partidario de la esperanza y de la posibilidad de empezar de nuevo de cero, este fatalismo le parece que tiene algo de infantil y de enfermizo. Probablemente esté en lo cierto.

Del verso de Horacio se derivan un poema italiano y uno español. Éste último es “El viajero” de Antonio Machado.

Manifiesta Casal una inquietud sin reposo, un poco tristona, al contrario que Cendrars, el narrador de “Llévame al fin del mundo” y poeta manco, que sostiene, en su largo y arrebatado poema en tren, “Transiberiano”, que “cuando se ama hay que partir”. Esta sentencia, así como el arrebato y la longitud, nos recuerdan la tremenda “Alta marea” del poeta argentino y algo surreal Enrique Molina, quien después de recorrer los siete mares, concluye:

…todo termina 
los viajes y el amor 
nada termina
ni viajes ni amor ni olvido ni avidez
todo despierta nuevamente con la tensión mortal de la
bestia que acecha en el sol de su instinto 
todo vuelve a su crimen como un alma encadenada a su
dicha y a sus muertos 
todo fulgura como un guijarro de Dios sobre la playa 
unos labios lavados por el diluvio 
y queda atrás
el halo de la lámpara el dormitorio arrasado por la
vehemencia del verano y el remolino de las hojas sobre las 
sábanas vacías
y una vez más una zarpa de fuego se apoya en el corazón 
de su presa
en este Nuevo Mundo confuso abierto en todas direcciones donde la furia y la pasión se mezclan al polen del Paraíso 
y otra vez la tierra despliega sus alas y arde de sed 
intacta y sin raíces
cuando un hombre y una mujer se han amado 
se separan.

No es preciso, me parece, añadir alguna frase a modo de lazo de tantos versos maravillosos: sería imposible estar a la altura. Si acaso, decir que el lector que lo desee los encontrará todos sin dificultad en la Red.