La escritora Louise Glück (1977)

La escritora Louise Glück (1977)

Poesía

La poesía y los chacales

El agente literario de la Nobel Louise Glück, Andrew Wylie, arremete contra la editorial española Pre-Textos que había publicado su obra por cuenta de la poeta premiada

18 noviembre, 2020 00:00

Cuando a alguien le cae el sobrenombre de El Chacal, es fácil deducir que estamos ante un personaje de armas tomar. Tal es el alias del agente literario Andrew Wylie (Nueva York, 1947), quien acaba de hacer otra de las suyas a cuenta de la reciente premio Nobel Louise Glück (Nueva York, 1943), poetisa a la que representa y cuyos libros publicaba en España (sin llegar jamás a la segunda edición, como suele suceder con los poemarios, a no ser que sean los de algún cantamañanas sensiblero que se ha hecho popular en la red) la editorial valenciana Pre-Textos. Lejos de agradecer la fe en ella depositada, la señora Gluck les ha echado encima a sus editores españoles al Chacal, que con lo del Nobel ha visto una oportunidad de pillar unos mangos extras para su representada y para él. Evidentemente, si alguien puede sacar dinero de la poesía, ése es el señor Wylie, pero aquí se ha producido un estrepitoso fallo moral por parte de la señora Glück, más grave que el de su agente, quien, como su alias indica, está para pillar lo que pueda y el que venga atrás, que arree. Ya sé que, en los tiempos que corren, adjudicarles un plus de ética y rectitud a los poetas resulta absurdo, pero siempre ha sido así: de toda la vida de Dios, el escritor que quería lucrarse se dedicaba a un tipo muy concreto de novela, no a la poesía, actividad etérea que solía dotar a quienes la emprendían de un cierto halo de santidad. Ahora, gracias a la señora Glück, descubrimos (¡y es que parecemos tontos!) que la pela es la pela y que el Nobel puede contribuir al lucro del vate de turno.

La escritora norteamericana Louise Glück, Premio Nobel de Literatura 2020

La escritora norteamericana Louise Glück, Premio Nobel de Literatura 2020

Resulta curioso descubrir que Wylie también fue poeta, aunque solo una vez, en 1972, con su libro Flores amarillas, actualmente inencontrable (dicen que gracias al empeño de su autor por hacerlo desaparecer). Emprendedor donde los haya, Wylie fue expulsado en 1965 de la escuela St. Paul en Concord, New Hampshire, por montar expediciones clandestinas de alumnos a Boston y procurarles alcohol de matute. Lo cual no le impidió matricularse en Harvard y licenciarse cum laude, pues de tonto no tiene un pelo. Actualmente, nuestro hombre representa a un montón de luminarias vivas y muertas entre las que destacan Milan Kundera, Roberto Bolaño, Martin Amis, Philip Roth, John Cheever, Raymond Carver o el mismísimo Jorge Luís Borges, quienes le permiten vivir de manera más que desahogada. Con semejante establo, ¿necesitaba Wylie amargarle la existencia a una pequeña editorial valenciana que apostó por Louise Glück cuando a nadie en España le importaba un rábano lo que la buena señora escribiera o dejara de escribir? Probablemente no, pero no te llaman El Chacal porque sí, sino porque siempre obedeces a tu naturaleza.

Baladronada de matón

En ese sentido, yo diría que la señora Glück interpreta en este sainete un papel mucho más lamentable que, aunque de forma un tanto maniquea, nos lleva a poner en duda esa sensibilidad que la condujo a la poesía hace tantos años. A raíz del Nobel, sus detractores se abalanzaron a las redes sociales para calificarla de insípida y poco arriesgada. No la he leído y no sé si merece tales acusaciones. Pero su supuesta sensibilidad literaria se ha dado de bruces con su comprensible, aunque en absoluto poética, ambición de lucro. Lo de que Pre-Textos deje de editar a Glück y destruya los ejemplares que le queden de sus poemarios es tan solo la típica baladronada de matón a la que Wylie tiene acostumbrados desde hace años a los editores con los que se trata. Lo realmente hiriente, para los lectores de poesía en particular y la humanidad en general, es la actitud pesetera de la señora Glück, que, además, puede que no le reporte las ganancias a las que aspira si tenemos en cuenta que en España el único poeta que lo peta es ese fenómeno de Internet que atiende por Marwan.

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