Casiodoro de Reina, traductor de 'La Biblia del Oso' / DANIEL ROSELL

Casiodoro de Reina, traductor de 'La Biblia del Oso' / DANIEL ROSELL

Letra Clásica

Secretos y maravillas de 'La Biblia del Oso'

Alfaguara recupera, con una edición a cargo de Andreu Jaume, la traducción herética que Casiodoro de Reina hizo en 1569 de la versión hebrea de las Santas Escrituras

4 diciembre, 2021 00:10

La verdad de nuestro tiempo, según la convención que rige en el paradigma digital, está escrita en inglés. Para los antiguos, en cambio, fue formulada en los albores de la civilización clásica en griego y, más tarde, vertida en la deslumbrante y eterna vasija del latín. Las primitivas tribus de Arabia conocieron la revelación divina en árabe y las honorables estirpes chinas codificaron las claves secretas del universo en hermosos signos ideográficos de su propia invención. Sus dibujos nos hablan de cómo fueron quienes habitaron el mundo antes que nosotros. Para las sectas pobristas de Judea, la historia universal, la religión única y la ley suprema han sido enunciadas indudablemente en arameo y en hebreo

Cada lengua tiene una visión distinta del cosmos, generalmente complementaria, aunque sus intérpretes y exégetas profesionales insistan –por su interés y su industria– en resaltar sus antagonismos. En el caso de la cultura hispánica –que surge en la Península Ibérica y se extiende en América, donde pervive, y a una parte muy concreta de Asia– las costumbres, las emociones y la vida se expresan en todas las variantes del español. Sin embargo, esta transmisión de ideas ha estado durante siglos condicionada por las distintas e interesadas traslaciones del libro de los libros: la Biblia. Si recorremos la historia de las traducciones del código sagrado del cristianismo obtendremos, por contraste, un reflejo de nuestra crónica cultural, incluyendo sus limitaciones y también sus hallazgos

A Biblia del Oso

“Si en España se hubiera dado más importancia a la retórica del Antiguo Testamento nuestra posición cultural sería muy diferente y probablemente mejor”, afirma Andreu Jaume, editor de excelencia que esta semana ha presentado en Madrid la nueva versión integral de La Biblia del Oso de Casiodoro de Reina, resucitada gracias al empeño de la editora Pilar Álvarez por Alfaguara. El libro, un clásico desconocido de nuestra literatura, expresa justamente esto: la persistencia de las iniciativas culturales heterodoxas dentro de una tradición caracterizada por la ortodoxia católica y el catecismo y el espíritu de la Contrarreforma

La Biblia del Oso, recogida ahora en cuatro tomos con más de 3.500 páginas, siguiendo la pauta de la versión que Alfaguara encargó en 1987 a un equipo de teólogos dirigidos por José María González Ruiz, y reimpresa en 2001, era desde entonces una obra imposible de adquirir en el mercado editorial. Los escasos ejemplares en circulación se vendían además a un precio prohibitivo. Algo paradójico –o quizás no tanto– teniendo en cuenta que se trata de un libro considerado herético por la Iglesia e incluido en el catálogo de obras impías de la Inquisición. Su resurrección editorial, retrasada por culpa de la pandemia, que impidió conmemorar el quinto centenario del nacimiento de su traductor, felizmente lograda, es un acontecimiento de indudable valor cultural, en tanto que devuelve a los lectores un libro milagroso cuya trascendencia, además de histórica y religiosa, es fundamentalmente literaria. 

Convento de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla) / CHAPUY (1835)

Convento de San Isidoro del Campo, en Santiponce (Sevilla) / CHAPUY (1835)

La puesta al día del texto, al que Andreu Jaume presenta en un brillante prólogo donde se da cuenta detallada de su avatar bibliográfico, de la historia de las múltiples traducciones del gran libro sagrado y se resume la vida, milagros y calamidades de Casiodoro de Reina, oscuro religioso jerónimo del convento de San Isidoro del Campo (Sevilla), líder de la escuela protestante española y exiliado religioso por buena parte de Europa –su traducción vio la luz, tras un sinfín de peripecias, en Basilea en 1569–, sobre el que sólo se ha publicado una biografía ejemplar –encargo del Centro de Estudios Andaluces por iniciativa del historiador Manuel Peña Díaz– firmada por la profesora de la Universidad Barcelona, Doris Moreno

Casiodoro de Reina, Doris Moreno

La versión de Jaume, que le ha llevado dos años de trabajo, tiene sus antecedentes más de una década antes, cuando el editor mallorquín publicó para Penguin Random House la obra completa de Shakespeare (en cinco volúmenes) y alumbró su traducción de King Lear. La edición integral del dramaturgo inglés, padre del canon anglosajón, le obligó a sumergirse en la historia de la traducción de la Biblia en las distintas lenguas europeas, cuya historia ha estado marcada por las sacudidas cíclicas entre el protestantismo, el catolicismo y el anglicanismo. Reparó así en la anomalía española: salvo por parte de los especialistas no se conocía –aunque sí existía– una versión de la Biblia vertida directamente desde el hebreo al castellano, al contrario de lo que sucedió en Alemania y en Inglaterra, que construyeron relativamente pronto un corpus bíblico autónomo. 

El editor Andreu Jaume / LENA PRIETO

El editor Andreu Jaume / LENA PRIETO

Jaume llegó a Casiodoro gracias al aviso del escritor y académico Félix de Azúa, uno de sus lectores secretos junto a otros devotos como Juan Benet o Rafael Sánchez Ferlosio. Todos ellos quedaron deslumbrados por la calidad de la prosa de Casiodoro de Reina, aunque no tuvieron acceso a la versión original de su Biblia, sino a la variante (expurgada) por Cipriano de Valera, modelo de la versión protestante conocida como la Biblia del Cántaro (1602). La traducción de Casiodoro, cuya vida contiene episodios de una novela de aventuras y misterio –huidas, persecuciones, espionajes, fatwas religiosas, días de exilio, filiaciones, excomuniones y hasta un acto de fe con hoguera (in absentia) celebrado en la Sevilla del Siglo de Oro–, encierra toda una colección de maravillas y asombros. 

1987.+Juan+Guillén+Torralba+(ed.),+La+Biblia+del+Oso.+Libros+Históricos+(I)

Para el editor es la prueba del “maltrato que ha sufrido la tradición humanística española en la educación oficial", donde “no se habla de Casiodoro ni de las distintas versiones de la Escrituras o de las Biblias romanceadas”. Una falta injustificable si se tiene en cuenta que los estudios sobre la Biblia son el origen del canon literario y la disciplina que alumbró el arte de la filología. Esta estirpe humanística tuvo en España una evolución tormentosa, clandestina y difícil. Básicamente porque buscaba dotar de un instrumento intelectual –un libro capaz de transmitir la verdad hebraica en lugar de la griega– a los cristianos para que éstos pudieran ejercer su libre criterio al margen de cualquier dogmatismo.

C Biblia del Oso

Jaume ve a Casiodoro como “un crítico literario”: sus comentarios y los sumarios de su traducción muestran las confluencias culturales vinculadas a la Biblia del Oso, entre las que figura el Cántico de San Juan de la Cruz, pero también una forma de escribir que ha fecundado literaturas posteriores y cuyo origen son los libros del Antiguo Testamento, del que existen evidentes ecos en la obra de poetas como T.S. Eliot o en músicos como Bob Dylan. La reverberación filológica del lenguaje bíblico es infinita y discurre en paralelo a su trascendencia histórica y religiosa. También es una muestra del extraordinario poder de la palabra. Como escribe Jaume, Casiodoro hizo el trabajo de “cien escritores”. Su traducción puede leerse como una sinfonía retórica donde se ensayan todos los tonos expresivos, desde el lírico al hímnico, pasando por el elegiaco o el iracundo, como corresponde al discurso del antiguo Dios absolutista de los judíos. 

Captura de pantalla 2021 11 29 a las 19.01.20

Digamos que entre sus páginas están todas las variantes del mejor español del Siglo de Oro, un instrumento afinado y vivo para un lector contemporáneo. Un logro que asombra si se recuerda que fue conseguido por un religioso de origen incierto, probablemente judío, salido de un monasterio de Sevilla y que pasó doce años huyendo de sus verdugos, reales y metafóricos, en una Europa llena de extremismos. La historia de Casiodoro de Reina, dispuesto a ceder en los aspectos formales de la religión en defensa de la concordia entre los diferentes cristianismos, es un ejemplo de cómo inquietan a los dogmatismos –de entonces, de ahora– la libertad de pensamiento y el acceso, individual y sin intermediarios, a la verdadera cultura. Los fanáticos han cambiado de rostro desde entonces, pero todavía están entre nosotros, igual que resiste, por fortuna, la eterna vocación de libertad intelectual que representa la Biblia del Oso.