El escritor Claus Beck-Nielsen, que firma sus obras como Madame Nielsen / WIKIPEDIA

El escritor Claus Beck-Nielsen, que firma sus obras como Madame Nielsen / WIKIPEDIA

Letra Clásica

El monstruo de Madame Nielsen

'The monster', de Claus Beck-Nielsen, consigue una sensación extraña en el lector, que lo sumerge en un complejo abismo moral

29 septiembre, 2021 00:00

Un ruso sin nombre vaga por la Nueva York de finales de 1993 sin rumbo fijo, pero inmerso en una implacable rutina: por las mañanas acude al local de ensayo del grupo Wooster, la troupe teatral de Willem Dafoe, se supone que en busca de algún tipo de trabajo, aunque nadie le hace mucho caso y Dafoe no le dirige la palabra jamás. Por la noche, tras patearse la ciudad y zamparse un trozo de pizza mientras avanza hacia ninguna parte, se refugia en una dirección que le dieron en Rusia, el extraño apartamento recubierto de terciopelo por todas partes en el que habitan dos gemelos obsesionados por Andy Warhol que cada vez le aplican el mismo tratamiento: le ofrecen un poco de sushi, lo sientan en una silla eléctrica donde le aplican leves descargas, lo tumban en un cuartucho aterciopelado y lo sodomizan sin que él se resista ni parezca experimentar el más mínimo placer.

Eso es todo lo que ocurre en ese extraño artefacto literario que es The monster, recién publicado entre nosotros por la siempre estimulante editorial Minúscula y firmado por una tal Madame Nielsen. Son 150 páginas sin exposición ni desenlace; solo hay un nudo repetitivo que no conduce al lector a ninguna parte, más allá de participar en una pesadilla escrita tan incomprensible como las soñadas. A menudo estás a punto de abandonar la lectura, sospechando que la señora Nielsen te está tomando el pelo con un experimento seudo vanguardista, pero acabas llegando al final con la sensación de que tu cerebro ha sobrevivido por muy poco a un daño irreparable. Incomprensible y fascinante a la vez (compadezco al traductor, que las ha debido pasar canutas para hacer mínimamente inteligible ese manuscrito de frases interminables y extrañas experiencias sensoriales disfrazadas de literatura), The monster es lo más raro que uno haya leído en mucho tiempo, quedándose con la impresión de haberse asomado a un abismo moral que tal vez habría sido mejor evitar.

Rayano en la demencia

Si el texto es raro, su autora no lo es menos. Bajo el alias de Madame Nielsen se oculta el danés Claus Beck-Nielsen (Aalborg, 1963), artista multidisciplinar que ha cultivado la literatura, el teatro, la performance y la música (con una socia compone el dúo The Nielsen Sisters). Tras el atentado de las Torres Gemelas, el señor Beck-Nielsen escenificó su falso entierro (con un muñeco en su lugar) y, durante unos años, atendió por el alias de El Artista sin Nombre. A continuación, abandonó a su mujer, con la que tiene dos hijos, se quedó sus vestidos e, inspirándose en el look de su propia abuela, se convirtió en Madame Nielsen, quien se define como una mujer lesbiana. Su aspecto, a medio camino entre una víctima de la anorexia radical y una superviviente de Auschwitz, se mueve entre lo siniestro y lo ridículo, aunque hay que reconocerle un cierto parecido con Geraldine Chaplin.

Minúscula publicó previamente otra novela suya, El verano infinito, que leeré una vez haya comprobado que los daños cerebrales causados por The monster no son permanentes. De hecho, no escribo esto para recomendar la lectura de The monster, sino para compartir mi estupor ante un texto que he estado a punto de abandonar varias veces, pero al que he vuelto siempre como vuelve su protagonista al piso de los gemelos con pijama de felpa que cada noche pronuncian las mismas frases mientras lo alimentan, lo sodomizan y lo electrocutan. En un mundo que cada día alberga menos sorpresas, Madame Nielsen y su extrañísimo libro constituyen un enigma rayano en la demencia que me sigue acompañando a día de hoy. No sé si me ha gustado The monster, pero la sacudida moral e intelectual no me la quita nadie. Lo cual tampoco sé si es algo bueno o algo malo, francamente.