Lluís Morral: Los lectores creen más en los libreros que los editores

Lluís Morral: "Los lectores creen más en los libreros que los editores"

Letra Clásica

Lluís Morral: "Los lectores creen más en los libreros que los editores"

El director de Laie, abierta en 1979 y con veinte delegaciones en España, reflexiona sobre el papel de los libreros y critica la falta de apoyo a la cultura

30 abril, 2018 00:00

No consume las series de Netflix ni va al cine y la última vez que recuerda haber pisado un teatro fue para ver La torna de Albert Boadella. Es un hombre de libros. Tiene 62 años, forma parte de la Societat d’Amics de Marcel Proust y le apasiona la historia medieval. De hecho, se licenció en la materia, pero no la ejerce. Ejerce otra, la de centinela de la industria editorial y del negocio del libro desde Barcelona. Habitual jurado del Premi Llibreters, hasta el año pasado, y de cuanto sarao libresco se precie, Lluís Morral le toma el pulso a la literatura y al mundillo literario en la ciudad desde 1986. Desde entonces es el librero de Laie, el director literario de la céntrica librería fundada en 1979, que ya cuenta con una veintena de delegaciones en toda España. Sereno y reflexivo, quien lo ha consultado sabe que Morral siempre dará con un título o un autor a la medida de nuestra búsqueda. Y si es por responder, el librero responde a la cuestión que sea, más allá de las solapas de un libro.  

–Uno de los daños colaterales de la suspensión de la autonomía es el sector cultural. ¿Se venden menos libros bajo el 155?

–Aquí no lo hemos notado demasiado, ni siquiera en octubre. Es más, está funcionando muy bien el ensayo político catalán, que no solíamos vender mucho, con unos cuantos títulos que se venden muy bien como el libro de Eduardo Mendoza Qué está pasando en Catalunya, el de Jordi Amat La conjura de los irresponsables, el de Laia Vicens y Xavi Tedó Opreació urnes o el libro de fotografías de Jordi Borràs Dies que duraran anys. Pero sí, es cierto que el mundo cultural está sufriendo el 155. Hay librerías que lo están pasando muy mal, con una marcada caída de las ventas y de afluencia de clientes. Me consta porque me lo comentan. 

Lluis Morral / LENA PRIETO

Lluis Morral / LENA PRIETO

–¿Cómo vive la situación política? 

–Con indignación. Nunca he ido a una manifestación del 11S ni soy un fanático, pero en los últimos tiempos me ha ido indignando la posición de Madrid. El 1-O voté independencia, a pesar de que yo no era un votante independentista. En la última elección del 21D voté a la CUP, que son los únicos que defienden una línea de política social clara. Con respecto a los últimos acontecimientos, encuentro que estamos tomando una deriva autoritaria vergonzosa. Yo tengo una edad y hay muchas situaciones que me recuerdan al tardofranquismo. Y lo peor de todo es que no veo una salida ni siquiera a corto plazo, porque no hay interlocutor del otro lado. Ni lo habría, aunque fuéramos una base independentista del 80% del electorado. No hay ninguna intención de solucionar las cosas. 

–¿Y con respecto a la cultura?

–Me angustia la situación porque el mundo cultural está completamente desasistido. No hay ningún tipo de política cultural, ni siquiera por parte del Ayuntamiento [de Barcelona]. Vivimos en un país muy poco propenso a la cultura, y si no se la ayuda ni se la incentiva, va camino a la ruina. 

El sector editorial es opaco. Las listas de los más vendidos se cocinan de acuerdo a los intereses de cada grupo editorial. Dicen qué títulos venden más y en qué orden, pero nunca revelan las cantidades

–Sin embargo se han hecho varios programas de promoción de la lectura en los últimos años...

–Sí, se han hecho muchos, pero nunca funcionan, se quedan en nada. Yo no tengo la solución mágica, pero está claro que pasa por una inversión en educación, no por campañas publicitarias a corto plazo, eso es evidente. 

–¿Son fiables las listas de libros más vendidos que publican los medios?

–En absoluto, radicalmente no. Es imposible que salgan listas tan dispares, de un medio a otro, cuando las librerías que figuran como fuente, las librerías que brindamos esa información somos las mismas. Las listas se cocinan de acuerdo a los intereses de cada casa o del grupo editorial que está detrás del cada medio. 

–¿Es opaco el sector editorial en ese sentido?

–Sí, lo es. Yo intento no serlo, pero el sector de librerías también es responsable de ello. La tendencia es a revelar los títulos más vendidos y en qué orden, pero nunca las cifras concretas. Nadie revela las cantidades. Y lo mismo ocurre con los editores, que ocultan los números de las tiradas. Se promociona un libro que va por su octava edición, pero resulta que se trata de ediciones de 1.000 ejemplares, y entonces estamos hablando de menos de 8.000 libros. También sucede lo contario porque existen las reimpresiones que no cuentan como ediciones, y nunca podemos saber cuántos ejemplares se imprimen ni cuántos se venden de cada título. Los editores se guían por el informe Nielsen, que es un estudio de pago y bastante caro, además, pero cubre entre un 70% y un 80% del mercado, muchas librerías no estamos reflejadas allí. 

Lluis Morral / LENA PRIETO

–Todos lo libros tiene ISBN y código de barras, ¿por qué no tenemos un sistema digital unificado como ocurre con las taquillas de cine? 

–Es una buena pregunta, porque falta un control real, y no lo sé. Supongo que hay mucha desconfianza en el sector entre editores, distribuidores y libreros y no están por ello. El mundo del libro es tradicionalmente opaco y no sabría decir porqué. Se me escapa quién y cómo sale ganado con esa opacidad, pero sin duda el primer perjudicado por la falta de transparencia es el lector. Se le ofrece un best-seller de cientos de miles de ejemplares vendidos y eso no es garantía de nada porque son cifras falsas. Y al mismo tiempo también el perjudicado es el autor con las liquidaciones, porque si una editorial te dice que has vendido diez libros, has de creerle porque no tienes manera de comprobarlo. 

–¿Cuánto daño hace Amazon a las librerías? 

–Es imposible de contabilizar, pero mucho. Cuando le dices a un cliente que no tienes ese título en el fondo y que tiene que esperar diez días, pierdes la venta porque sabes que lo va a comprar por Amazon, y alguno incluso te lo dice. Es el ejemplo de la competencia más brutal y encarnizada del sistema, y no hay manera de frenarla. 

Presentaciones, cursos y coloquios hacemos todos. No es un invento de las pequeñas. Muchas veces no salen a cuenta. Desmontas media librería para una presentación y vendes tres libros

–De ahí el cierre de muchas pequeñas librerías...

–Diría el cierre de grandes librerías, como Catalonia hace unos años, más que de pequeñas, porque el mantenimiento de un gran fondo es muy caro. Bajan las ventas y van saldando facturas liquidando ese fondo. De las pequeñas en los últimos años vivimos un boom en Barcelona, algo que pasó en Madrid hace un tiempo. Son librerías selectas y especializadas con muy poco fondo, de las que en tres o cuatro años quedarán muy pocas, porque ese modelo también es muy difícil de sostener. Entre otras cosas, porque presentaciones, cursos, coloquios y actividades hacemos todos, no es un invento de las pequeñas, y muchas veces no salen a cuenta. Muchas veces desmontas media librería para una presentación, vendes tres libros y le impides o dificultas acceder a otros clientes a determinadas secciones.   

–Laie y otras librerías de prestigio como La Central, Documenta o Alibri, ¿funcionan como una instancia de legitimación literaria? 

–No legitimamos ni marcamos el pulso, pero si funcionamos como un referente, sobre todo a través de los títulos recomendados. Y eso los editores lo agradecen, porque muchas veces que un libro pase desapercibido o funcione editorialmente pasa por el hecho de que lo coloquemos en la sección de recomendados. Es algo que tengo comprobado, por ejemplo me ocurrió con un título descatalogado de los años 80, muy bueno pero de difícil salida, La Viena de Wittgestein, que lo recuperó una editorial de Málaga. Lo recomendamos y funcionó muy bien. Y eso también ocurre con novedades y en narrativa. 

Lluis Morral / @JMSANCHEZPHOTO

Lluis Morral / @JMSANCHEZPHOTO

–¿Leen los políticos? 

–Por aquí el que más pasa es Miquel Iceta del PSC, también Santi Vila, el exconvergente Cales Campuzano o Juan Carlos Girauta de Ciudadanos. 

–¿Qué les pediría a nivel institucional? 

–A nivel institucional estamos maltratados, nos hacen muy poco caso. Hace unos años recibimos una visita de libreros de franceses y nos explicaron en unas conferencias las políticas del Ayuntamiento de París, que está a años luz de Barcelona. Desde preservación de librerías históricas, subvenciones de alquileres o ayudas para reformas y modernización a toda una serie de medidas que aquí los responsables de política cultural celebraron como muy buenas ideas. Y al cabo de unos años no han implementado ni una. 

El librero es un prescriptor. Los lectores son limitados y frente a la avalancha de novedades ayudas a elegir. No legitimamos, pero si somos un referente. Y eso los editores lo agradecen

–¿En qué consiste el oficio de librero? 

–El librero es básicamente un prescriptor. El número de lectores el limitado y frente a una avalancha de novedades brutal, los tienes que ayudar a elegir, sin colocarte en un lugar de superioridad. Antes se podía encontrar esa guía o consejo en los suplementos culturales, pero la presencia de los libros en los medios va a la baja y ya es casi residual en cualquier medio. 

–Es cierto que la cultura libresca en los medios y en la sociedad en general se encuentra en franca decadencia, pero en contrapartida la figura del librero está cada vez más prestigiada.

–Es verdad, pero el prestigio nos lo dan los lectores. Los lectores creen más en los libreros que los editores. Y es lógico que sea así, porque más allá de modas, tendencias y campañas de promoción, las librerías las hacen los lectores. Y la interlocución es de ida y vuelta, porque muchas veces son ellos los que te aconsejan a ti, te dan pistas y te ayudan a descubrir libros. 

–¿Y qué nos recomienda o prescribe hoy Lluís Morral? 

–Pues recomendaría tres rabiosas novedades como El quadern gris de Josep Pla, Si te dicen que caí de Juan Marsé o los siete tomos de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Yo lo he leído demasiado pronto para entenderlos, pero desde entonces lo leo y releo siempre y no me canso de hacerlo porque son extraordinarios. Pero bueno, para seguir el juego recomiendo tres títulos más recientes: Taxi de Carlos Zanón, Els homes i els dies de David Vilaseca y Apegos feroces de Vivian Gornick.