Una de las escenas filipinas dibujadas por José Honorato Lozano / BNE

Una de las escenas filipinas dibujadas por José Honorato Lozano / BNE

Letra Clásica

La fábula de las especias

La diplomática Pilar Méndez Jiménez novela en 'Los mares de la canela' los vínculos culturales entre España, China y Filipinas durante el siglo XIX

13 agosto, 2020 00:00

En 1847 el pintor filipino José Honorato Lozano publicó un libro que encerraba un bellísimo paseo ilustrado por la Manila colonial. El título –Letras y figuras– era tan sencillo que pasó durante décadas por ser un álbum exótico. El tiempo lo convirtió en un volumen muy cotizado entre coleccionistas y en una fuente histórica por su riquísima información antropológica sobre aquel mundo tan colorido y mestizo. Un placer similar al que se experimenta mientras se contemplan las láminas de Lozano es el que un lector puede encontrar en las páginas de la novela de Pilar Méndez Jiménez, con la que debuta con paso firme en el mercado editorial. 

El argumento de su cuento es sencillo: una joven gallega ha de huir de su palloza y se convierte en una rica comerciante de canela en los mares de China. Pero, más allá de esta sorprendente pero creíble trayectoria del personaje femenino principal, la autora construye una novela a partir de una arquitectura numérica recurrente que recuerda a los recursos literarios del realismo mágico de los escritores iberoamericanos. Cada tres capítulos el lector es transportado de Oriente a Occidente, de los mares del Sur a una aldea rural. Es un viaje constante a lugares lejanos, en el tiempo y en el espacio, donde emergen episodios de la Galicia del siglo XIX, aventuras en la Filipinas colonial y la actividad comercial en la China marítima e imperial. Tres espacios que se concretan en tres territorios (la isla china de Kulangsu, la aldea de Vilaescura y la ciudad filipina de Vigan) y tres mansiones (la casa octogonal del camino de Lujiao, la Mansión Suyquia y el Pazo Varela-Novoa).

Mestizo de luto by José Honorato Lozano

Mestizo de luto, de José Honorato Lozano / BNE

El recurso trinitario no acaba ahí. La novela es el cruce de dos historias protagonizadas por tres chinos y tres hermanos gallegos, con una misma trama a uno y otro lado del mundo: la tensión por la conquista de la libertad de cada uno de los personajes. Aún más, Méndez Jiménez apuesta por una construcción más compleja y desarrolla tres historias de amor y tres proyectos vitales con tres símbolos: un trisquel celta, una rama de canela china y una vesica piscis masónica. 

Los mares de la canela se presenta como novela histórica de La esfera de los libros. Quizás esa opción pueda confundir al lector que no esté interesado en la ficción histórica. Es cierto que, por sus páginas, pasean personajes tan relevantes para la Filipinas prerrevolucionaria como el mitificado José Rizal o la pionera de las letras filipinas Leona Florentino. Estos personajes son útiles para contextualizar el tiempo histórico, pero secundarios en la construcción literaria de la obra.

Gobernadorcillo de Naturales by José Honorato Lozano

Gobernadorcillo de Naturales, José Honorato Lozano / BNE

Esta novela bien podría considerarse una historia de solidaridad entre mujeres o, si se prefiere, de sororidad. Hay muchos indicios que apuntan en este sentido. La meiga Aureana es la narradora de la obra, un personaje con muchos perfiles que muestra unas prácticas culturales bastante desconocidas para el común de los lectores. Aparte de la alusión constante al recurso del curanderismo, en la novela es presentada como una lectora compulsiva de todo tipo de papeles. “¿Tu tía tiene una biblioteca?,” es la pregunta que le hace a Elba una Leona sorprendida.

La apropiación lectora de la meiga es un recurso más común de lo que a menudo se considera. Las lecturas fragmentadas que sacaba de los libros del monasterio, de los relatos de los peregrinos o de su propia invención –“hasta de mis más extraños sueños”– eran una práctica extendida en el mundo rural español hasta mediados del siglo XX, con pocos lectores pero muy activos como intermediarios culturales. Nada que decir sobre el guiño que la autora hace al lector con el cuento de los tres chinitos, que relata la tía. Un momento delicioso en el que autora y lector se convierten en cómplices; algunos dirán que es un recurso más propio del realismo mágico, tanto da.

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Cura indio de Filipinas, José Honorato Lozano / BNE

Las historias de solidaridad alcanzan un planteamiento más complejo cuando se trazan las redes y prácticas de la movilidad masónica. Oriente y Occidente, de nuevo. Sin llegar a agotar los temas históricos insertos en esta obra, el mestizaje es el canto más bello que la autora construye sobre las posibilidades de aquella diversidad étnica de las Filipinas españolas: “Tengo una esposa peninsular y una hija mestiza de sangley. Podría darse el caso de que ninguno de los dos bandos me quisiera: para unos sería demasiado próximo a los peninsulares, para otros demasiado chino y todos tendrán apetito por mis negocios”, afirma el exitoso comerciante de canela, esposo de la protagonista.

Los mares de la canela A este cruce cultural se suma el sincretismo religioso con el que se veneran a un mismo tiempo los anitos filipinos, la diosa Matsu de Fujian y el San José bendito católico de los peninsulares. Cruces, préstamos e intercambios culturales que, pese al nacionalismo filipino, han sobrevivido con más fuerza aún, tanto que en la actualidad es conocida y compartida la expresión “un filipino es quien come comida china, tiene un nombre español y habla inglés”. Este primer libro de Pilar Méndez Jiménez puede ser leído como un retorno novelado al pasado, pero, diga lo que diga la editorial, es una reflexión sobre la justicia y la libertad, aquí y allende los mares, y más en estos tiempos tan inciertos que estamos viviendo, cuando la lectura es el mejor y más seguro viaje que podemos realizar.

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