Imagen del puerto de Barcelona (1800)

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Letra Clásica

¿Barcelona en Buenos Aires?

La ausencia de grandes autores, sumada a una 'selección institucional' de invitados, convierten la presencia de Barcelona en la Feria del Libro de Buenos Aires en una expedición oficialista

21 febrero, 2019 00:03

Una feria del libro se parece a la literatura tanto como un huevo a una castaña. Básicamente, no se asemejan en nada. Por supuesto, en ambas hay libros y, en algunas ocasiones, aunque esto tampoco deberíamos darlo siempre por supuesto, escritores. Pero tales coincidencias no significan necesariamente una equivalencia. O, por decirlo a la manera lírica, son golondrinas contadas que no hacen un verano.

Quizás por eso, y por el inevitable hastío que acompaña a determinados rituales del periodismo cultural, cuyo adjetivo corre en estos tiempos el riesgo de invalidar el sustantivo que lo precede, ver la programación de Barcelona como ciudad invitada en la inminente feria del libro de Buenos Aires nos produce una sensación que oscila entre el aburrimiento y el hastío. Y en ningún caso, ni con ayudas tóxicas, nos provoca --como dirían en el Perú-- entusiasmo. Sin duda, esta es una opinión subjetiva, pero no por eso deja de ser descriptiva.

La cita porteña es uno de los eventos culturales más importantes de la América que habla en español. Y una ocasión inmejorable para descubrir propuestas literarias entre países hermanos y sociedades diversas, herederas todas de la lengua de Cervantes. Esa que algunos odian tanto e intentan borrar --sin éxito-- del mapa de los afectos compartidos. Barcelona, por historia y vocación, es una de las capitales más importantes de esta particular Galaxia Gutenberg en español. Lo es por el peso objetivo de su sector editorial y por los nombres --maravillosas individualidades que nada tienen que ver con el cerril gregarismo de los pueblos elegidos-- que desde hace décadas enriquecen el panorama de nuestras letras.

Stand de Barcelona para la Feria de Buenos Aires

Stand de Barcelona para la Feria de Buenos Aires

Stand de Barcelona para la Feria del libro de Buenos Aires.

Algunos de estos autores --que no hemos encontrado en la selección de figuras invitadas-- escriben la mejor prosa y poesía actuales, aunque, al igual que sucediera en 2007 en la famosa feria del libro de Francfort, su presencia en Buenos Aires no sea una prioridad para los organizadores de la expedición, que son el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, la Generalitat y el Instituto Ramón Llull. La directora de esta última institución, Iolanda Batallé, mujer siempre sonriente, ha explicado que para elaborar la lista de invitados han primado criterios como la paridad (entre sexos), la edad y la consideración --oficial-- entre autores consolidados y emergentes. Batallé, en cambio, no ha explicado los motivos de la ausencia de muchos grandes autores (en español y en catalán) en Buenos Aires, limitándose a una misteriosa excusa: “Algunos fueron invitados, pero declinaron su asistencia por motivos personales”.

Presentación de la embajada de Barcelona a la Feria del Libro de Buenos Aires

Presentación de la embajada de Barcelona a la Feria del Libro de Buenos Aires

Sería excelente saber exactamente a quiénes se invitó (y a quiénes no), en qué condiciones se hizo y cuáles declinaron la invitación, si es que realmente existió. Más que nada porque en el Ramón Llull, que se financia con dinero público, existen antecedentes de sectarismo político e incluso de vetos a escritores concretos, catalanes y barceloneses, que por lo visto no encajan dentro de los estrechísimos parámetros de lo que las instituciones del nacionalismo consideran cultura. Suelen ser voces libres que no reproducen el discurso del soberanismo, aficionado a pregonar una diversidad que no practica y que, lejos de reflejar el mestizaje que caracteriza a Barcelona, ha hecho de la Ciudad Condal una bandera política, en lugar de un territorio libre y abierto a todas las patrias (que no existen).

Según Batallé, hacer el programa de la feria ha sido como resolver un tetris. De su metáfora se deduce que no ha sido sencillo elegir a los invitados. ¿Por qué? Opciones había de sobra. ¿Debemos suponer que no ha contado con la libertad necesaria? ¿O quizás no la ha ejercido ante quien la nombró? Por fortuna, un cosa es la crítica literaria y otra, distinta, el catálogo comercial de celebrities de una feria editorial. De la nómina de escritores barceloneses que viajarán a Buenos Aires hay autores excelentes --Zanón o Pérez Andújar-- y otros cuyos méritos nos resultan bastante más dudosos, aunque encajen en el fotograma de lo que la consejera Laura Borràs, que prefiere irse a Bruselas a rendir pleitesía al fugado Puigdemont en vez de presentar esta iniciativa, considera aceptable.

Sobre esto, desde luego, puede haber división de opiniones. Lo que sí es indudable es que ni la paridad, ni la procedencia, ni la afinidad ideológica, ni el nepotismo son criterios literarios. Salvo para las autoridades de la Generalitat. La presentación de la embajada porteña apunta cuál es el sentido del viaje: el lucimiento de los gestores nacionalistas y de la correspondiente tropa. Colau, Vilaró, Batallé y Cía copan la foto oficial del asunto mientras se echa en falta la presencia de algún escritor de verdad --como en su día fue Manuel Vázquez Montalbán-- respetado por todos.

Pilar Rahola en el 'Premi de les Lletres Catalanes Ramon Llull 2017' / PLANETA

Pilar Rahola en el 'Premi de les Lletres Catalanes Ramon Llull 2017' / PLANETA

Pilar Rahola / PLANETA.

La máxima estrella de la delegación de Barcelona a Buenos Aires es la telepredicadora Pilar Rahola, política y escritora de estilo desenfadado y cuyo extraordinario talento le permite escribir ensayos confesionales y estar al mismo tiempo en TV3 todos los días de la semana. Una feria del libro que quiera mostrar la verdadera Barcelona literaria no puede organizarse sin Cercas, Vila-Matas, Eduardo Mendoza, Joan Margarit o Juan Marsé. O excluyendo las voces críticas con el nacionalismo que representan Valentí Puig, Andreu Jaume y Ramón de España. Si la literatura de Barcelona es admirable --como diría Jordi Llovet, otra ausencia imperdonable-- es porque incluye a todos estos nombres. No sólo a los creyentes con lacitos amarillos.