Mosaico de Ulises y las sirenas (Siglo III) / BARDO NATIONAL MUSEUM

Mosaico de Ulises y las sirenas (Siglo III) / BARDO NATIONAL MUSEUM

Ensayo

El sueño de Ulises

El historiador José Enrique Ruiz-Domènec viaja en su último ensayo por la trama de siglos, lenguas y civilizaciones que han configurado a las culturas del Mediterráneo

1 marzo, 2022 00:00

“Volverán los desafíos en forma de gestos homéricos ante la adversidad. En ese momento me gustaría que se tuviera en cuenta que parte de lo que la humanidad ha sido, y es, se debe a ese desafío al destino que aquí he denominado ‘el sueño de Ulises’”. Así termina El sueño de Ulises. El Mediterráneo, de la guerra de Troya a las pateras, (Taurus, 2022), el último e incitante libro de José Enrique Ruiz-Domènec, historiador y maestro de historiadores, dueño ya de esa visión cenital que sólo alcanzan los decanos aún vigilantes y atentos.Lejos del tópico estomagante al que a veces suele reducirse, esta historia de lo que fue el Mare Nostrum está inspirada por el comparatismo natural de la genética medievalista de su autor, un rasgo de su identidad intelectual que le permite navegar sin esfuerzo por distintas tradiciones, saltando de la pintura a la filosofía o la música, yendo y viniendo en el tiempo, mezclando la reflexión sobre el pasado con el apunte sobre el presente y ofreciendo al final una visión laberíntica de una cultura milenaria y aún latente.

El Mediterráneo de Ruiz-Domènec es un mar lleno de personas, de voces que componen una historia que va más allá del relato convencional y cuya multiplicidad impide la configuración de una sola interpretación del mundo. En esa trama de siglos, lenguas y civilizaciones, Ulises aparece como el guía, el primitivo duca, señor y maestro de la cosmovisión mediterránea.

Estatua de Joyce en Trieste

Estatua de Joyce en Trieste

Odiseo es el que parte a la guerra y vuelve a casa para contarlo y despertar en el regreso una construcción de la experiencia que ha determinado nuestra idea de la humanidad. Hace cien años, Joyce dio título a su novela con el nombre de aquel griego para mostrar con crudeza hasta qué punto la experiencia se había empobrecido. Ulises era ya un mito inoperante, pero aún seguía cautivando la imaginación, animando el lenguaje, formulando preguntas sobre nosotros mismos, aunque fuera en un día anodino y en Dublín, frente a un mar que recogía los restos de un naufragio cultural.    

Ruiz-Domènec convoca a Ulises como el guía de nuestras búsquedas ancestrales, el primero que se enfrentó a Poseidón para dominar las principales rutas del comercio y hacer posible así el intercambio de mercancías que acaba conformando una cultura, “las ideas de un cosmos posible que entiende la identidad como la suma de múltiples diferencias”. En ese sentido, hay que recordar que Odiseo fue un disthanés, es decir, alguien que murió dos veces. En el capítulo XI de la Odisea, Ulises baja al Hades para entrevistarse con Tiresias y conocer los detalles y las condiciones de su regreso.

Allí se encuentra con héroes como Aquiles y con familiares como su madre. Antes, el “rico en ingenios” ha vertido en sacrificio sangre de animales que las sombras del inframundo acuden a beber para recuperar un poco de vida y poder hablar con el aún mortal. Esa libación ha sido interpretada a veces –por ejemplo por el helenista Hugh Lloyd-Jones– como una metáfora de la interpretación, de nuestro diálogo con el pasado. Se podría decir que Ruiz-Domènec sigue también los pasos de Ulises al verter sangre en los muertos del Mediterráneo y devolverles el habla para que nos acompañen en nuestro particular regreso. 

El historiador José Enrique Ruiz-Domènec, autor de Informe sobre Cataluña, una historia de rebeldía / CG

El historiador José Enrique Ruiz-Domènec, autor de Informe sobre Cataluña, una historia de rebeldía / CG

En este mar, Ulises no tiene una identidad preestablecida y segura. El Mediterráneo es aquí un espacio de frontera, atravesado por las religiones del Libro, acechado por imperios que se van desmoronando, con el eco de guerras que nunca terminan del todo. El lector a menudo tiene la sensación de que la historia contada y convenida se renueva y se reformula en cada apartado gracias a los detalles, al análisis de un episodio poco conocido, a la consideración, por ejemplo, de un personaje como Marco Polo que de pronto se ve bajo una nueva luz.

La guerra de Troya, el imperio romano, el Vaticano y la pornocracia, Venecia, la Alhambra, Dante, Casanova, Napoleón, el canal de Suez, los Balcanes o las actuales crisis migratorias se suceden sin que en ningún momento el relato caiga en lo predecible. Ruiz-Domènec establece además un diálogo fluido y diáfano con la tradición historiográfica, como si estuviera conversando, compartiendo su erudición sin ostentaciones gratuitas. Hay también ahí una lección ética que se encuentra entre los méritos más destacables del libro. Hacer evidente, pero sotto voce, las lecturas de toda una vida es un don que solo se les concede a aquellos que han sabido atravesar lo que saben

El sueño de Ulises, el mediterráneo

Por último, hay que destacar la conciencia económica y material del autor a la hora de analizar los flujos de las culturas que se entrelazan en el Mediterráneo. Para decirlo con Walter Benjamin, en el ocio que hizo posible el nacimiento de la filosofía socrática no hay que olvidar el trabajo de los esclavos. El equilibrio de fuerzas que se suceden en la hegemonía del mar contiene siempre una dialéctica entre dominio y sometimiento, entre explotación y abuso, que llega hasta nuestros días en el drama de los refugiados y las pateras. No está de más recordar que en griego clásico xenós significa a la vez extranjero y huésped. La ley de la hospitalidad es una de las más importantes que rigen en el mundo homérico. Nikos Kazantzakis todavía recordaba cómo su abuelo, en Creta, salía todas las noches a comprobar si había algún náufrago en las playas para darle cobijo y asistencia. También en ese aspecto, nos recuerda Ruiz-Domènec, el sueño de Ulises sigue vivo en el siglo XXI.