Billete emitido por el Banco de España en 1895

Billete emitido por el Banco de España en 1895

Ensayo

Todos los nombres del Banco de España

Un libro colectivo dirigido por el historiador Carlos Martínez Shaw enriquece la extensa bibliografía sobre nuestra mayor institución financiera con un enfoque biográfico

4 junio, 2021 00:10

El Banco de España es una de las instituciones financieras más antiguas del mundo. Su origen se remonta a 1782 con la creación del Banco de San Carlos durante el reinado de Carlos III y su creación se fundamentó en la necesidad de evitar la ruina del Estado como consecuencia de los gigantescos gastos en guerras que no podían ser cubiertos por los ingresos ordinarios de la Corona. 74 años más tarde, el 28 de enero 1856, la Ley de Bancos rebautizaba al Banco de San Fernando como Banco de España, a la vez que permitía la apertura de bancos de emisión en las principales capitales españolas. 

Con tan larga y fecunda historia, el Banco de España ha sido objeto de estudio desde sus más variados ámbitos y, aunque alguien pudiera pensar que está todo escrito y más que escrito, lo cierto es que siempre hay algún proyecto que se empeña en desmentir este pensamiento acerca de tan histórica institución. No hay que buscar demasiado en la dispersa bibliografía financiera para encontrar solidas referencias sobre el devenir de la entidad que hacían presuponer que el proceso investigador sobre la entidad, hoy miembro del Eurosistema, mermada de competencias en relación a tiempos pasados, estaba cubierta.

Ejemplar de la Gazeta de Madrid donde se regula el pago de letras de cambio en favor del Banco de San Carlos (1782)

Ejemplar de la Gazeta de Madrid donde se regula el pago de letras de cambio en favor del Banco de San Carlos (1782)

El propio Banco de España se ha encargado de dejar un envidiable y rico legado bibliográfico, siempre en el plano institucional, que hacía pensar en tal hipótesis. Ahí está para avalar dicha conjetura el volumen 150 años de historia del Banco de España 1856-2006, editado durante el mandato de Jaime Caruana, y en cuya elaboración participaron prestigiosos nombres como Pablo Martín Aceña, Santos Juliá, Leandro Prados, Pedro Tedde, Gabriel Tortella, José María Serrano, Teresa Tortella y Gonzalo Gil. La historia de la pintura española, de la que el Banco de España cuenta con una envidiable y rica colección, ha sido igualmente glosada en un libro, editado por la propia entidad durante la etapa de Mariano Rubio, que lleva por título Colección de pintura del Banco de España. Los catedráticos Alfonso Pérez Sánchez y Julián Gallego firman su autoría bajo la coordinación del conservador del banco, Jose María Viñuela.

Para los interesados en la sólida arquitectura que siempre ha acompañado a la institución financiera, ahí queda un estudio ciertamente bien fundamentado y riguroso. Hablamos de Arquitectura del Banco de España, firmado por Javier Campano y María José Alonso. Y para quienes estuvieran interesados en las interioridades de su evolución histórica está el libro El Banco de España desde dentro. Una historia a través de sus documentos, que en 2010 publicaba Teresa Tortella, historiadora y durante tres décadas directora de sus muy ricos archivos.

Historia del Banco de España

Dados todos estos ejemplos se podía pensar que el Banco de España, como materia de investigación, estaba suficientemente cubierto, pero la realidad demuestra que no es así y que siempre hay una vuelta nueva que dar a su historia, así como poner el foco en un escenario o en una persona insuficientemente tratados. La última aportación investigadora se presenta en forma de obra colectiva dirigida por el catedrático de Historia Moderna Carlos Martínez Shaw. Bajo el título Una historia del Banco de España aporta novedades por parte de sus autores, todos ellos procedentes del ámbito universitario: Marina Alfonso Mola, Alberto Carrillo-Linares, Misael Arturo López Zapico, Manuel Peña Díaz, José Peral López y Gloria Quiroga Valle.

Sería arriesgado, y seguramente faltaríamos a la verdad, afirmar que con esta obra se cubren los huecos que quedaban pendientes de investigación de la institución financiera que ha marcado el deambular económico y financiero de España durante sus casi dos siglos y medio de existencia, aunque a lo largo de este estudio sí se pueden encontrar aportaciones inéditas y que complementan aspectos relacionados con el banco emisor hasta nuestro ingreso en la Unión Europea. Uno de ellos, posiblemente el más generosamente tratado, es el referente a los apuntes biográficos de relevantes personajes que, en opinión de los autores, tuvieron cierta trascendencia en la historia del banco cuya sede central ocupa un extraordinario edificio de la plaza de la Cibeles.

Francisco Cabarrús pintado por Goya

Francisco Cabarrús pintado por Goya

Como señala el director de la obra, uno de los puntos que marcan la singularidad de esta obra reside en la confección de un elenco de personalidades vinculadas a las distintas etapas de la trayectoria de esta institución, que se plasma en el hecho de que cada capítulo viene acompañado por “la biografía de uno de sus principales protagonistas, a veces el más indiscutible, de modo que por dicha galería desfilan Francisco Cabarrús, Ramón Santillán, el arquitecto Eduardo Adaro, Demetrio Carceller, Joaquín Benjumea y Luis Ángel Rojo”.

Puede que no estén todos los que son, pero sí son todos los que están, y seguro que el lector podrá echar en falta a más de un protagonista de la historia del banco central, aunque esta circunstancia no anula la elección de los personajes seleccionados, todos ellos trascendentes en la historia no solo del Banco de España sino del propio país  al que representa la entidad. Pocos podrán dudar de la huella dejada por Cabarrús o Rojo, por citar solo dos de los personajes glosados y que suponen un comienzo y un final del banco de bancos, aunque más de uno se sienta sorprendido por la aparición de Demetrio Carceller, personaje poco estudiado pero de un indudable peso específico, tanto durante la Guerra Civil como durante la posguerra y cuyos valores y actuaciones están todavía por validar.

Demetrio Carceller durante un acto público

Demetrio Carceller durante un acto público

Nacido en el pueblo turolense de Las Parras de Castellote a finales del siglo XIX, ingeniero textil y político falangista, Carceller que llegó a ser ministro de Industria y Comercio del segundo gabinete de Franco, es uno de esos personajes de la reciente Historia de España con escasa base bibliográfica, aunque una aproximación a su figura permite vislumbrar que su intervención fue crucial para asegurar el suministro de combustible del ejército de Franco durante la guerra, así como para captar el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña una vez terminada la contienda. El punto de encuentro de Carceller con el Banco de España lo podrá encontrar el lector con la lectura de esta obra. Qué no decir de Francisco Cabarrús, personaje de la España ilustrada de origen francés (Bayona), sin cuya existencia es difícil imaginar el nacimiento del Banco de San Carlos y es por ello por lo que un retrato suyo le fue encargado a Goya en 1788 por el propio banco y que hoy preside uno de los salones de la imponente sede madrileña. 

La vida de Cabarrús cobra su mayor auge en la España de Carlos III y Carlos IV, no en vano llego a ser ministro de Hacienda, y ahí quedan sus escritos sobre política económica y financiera, así como una destacada herencia en forma de vales reales, un híbrido de deuda pública y papel moneda. Como le pasó a otros muchos liberales como Foronda y Jovellanos, Cabarrús sufrió y experimentó todos los males propios de un país convulso, incluido procesamiento, cárcel y rehabilitación por Godoy. 

Ramón de Santillán González retratado por José Gutiérrez de la Vega

Ramón de Santillán González retratado por José Gutiérrez de la Vega

Lejos de la trayectoria de Cabarrús, el libro aborda la vida del burgalés Ramón Santillán, primer gobernador del Banco de España entre enero de 1856 y noviembre de 1863 y hacendista de pro, aunque para llegar a ese capítulo su vida se vio salpicada de emociones varias. Aunque iba para militar e inició estudios de Gramática, la guerra de la Independencia le empujo a formar parte de la guerrilla del cura Merino, desde donde se incorporó al ejército y vivió las tensiones entre absolutistas y liberales de la revolución liberal española en el seno del Ejército. Tras abandonar el arte de la guerra se pasó a los números e ingresó en la administración de la Hacienda y, de ahí, al Banco de España tras una brillante carrera y una vida profesional que le convirtió, según el profesor Fontana en “una figura clave en la modernización de la Hacienda española en la primera mitad del siglo XIX, tanto por su labor como funcionario como por las ideas con que ayudó a preparar la reforma de 1845”.

Sirve el capítulo dedicado a la sede central del Banco de España, situado en la capital de España, ocupando una generosa y extensa manzana con fachadas a la Cibeles, la calle de Alcalá, el Paseo del Prado, la calle de los Madrazo y  la calle del Marqués de Cubas para glosar la figura de uno de sus arquitectos –Eduardo Adaro–, que no la de Severiano Sainz de la Lastra, el otro arquitecto que firmó el proyecto arquitectónico  que les permitió ganar la medalla de oro de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884. Lo cierto es que el edificio de la sede principal del Banco de España es mucho más que Adaro y Sainz de la Lastra

El arquitecto Eduardo de Adaro Eduardo de Adaro, autor de los planos y director facultativo del palacio del Banco de España, retratado a partir de una fotografía de Edgardo Debas (1891)Que el Banco de España es mas que un banco, y que ha estado en numerosas ocasiones sujeto a los vaivenes políticos, queda reflejado por la presencia al frente de la institución del sevillano Joaquín Benjumea, político que hizo su carrera a la sombra de Franco y que fue suficientemente premiado por ello y por su rápida adhesión al levantamiento de 1936 contra la Segunda República, haciendo bueno el dicho popular de que quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. Coleccionista de cargos, lo mismo fue nombrado alcalde de Sevilla que ministro de Hacienda, ministro de Agricultura o gobernador del Banco de España. Y por si ello fuera poco, el general le otorgó el título nobiliario de I Conde de Benjumea, obviando el pequeño detalle de que los títulos nobiliarios son otorgados por el Rey, que también sanciona cada una de las sucesiones en los mismos. 

Que

Cierra la galería de protagonistas la figura indiscutible de Luis Ángel Rojo, el gobernador que posibilitó la integración de España en la Unión Económica y Monetaria, una de las figuras que más influyó en la transformación económica de España a lo largo y ancho de medio siglo, durante el que participó en todos los fregaos habidos y por haber: plan de estabilización del 59, liberalización de la economía y su apertura al exterior, establecimiento de una política monetaria activa al servicio de la estabilidad, la modernización del sistema financiero y la integración de España a la UE.

Luis Ángel Rojo / Efe

Luis Ángel Rojo / Efe

Y todo ello sin olvidar la política tendente a reforzar la solvencia de las instituciones financieras, iniciada por Mariano Rubio. Y tanto fue así que no le tembló el pulso a la hora de intervenir el hasta entonces intocable Banesto, cos que hizo con firmeza e inteligencia. Como alguien dijo, quienes veían en él a un universitario ilustrado poco ducho en la gestión se equivocaron. Fue un excelente administrador. No le faltaba base científica ni conocimientos a este profesor de economistas. Su historial profesional así lo atestigua: técnico comercial del Estado, director general de Estudios del Banco de España, subgobernador y, finalmente, gobernador.

En definitiva, un interesante esfuerzo por enriquecer la abundante información existente sobre la historia del actual Banco de España que permite asegurar que queda mucho por escribir e investigar sobre el que fuera todopoderoso banco emisor y, en ocasiones, fustigador de gobiernos que practican erráticas políticas económicas.