Sólo hace falta abrir un poco los ojos para darnos cuenta de una tendencia que se repite con mayor frecuencia: dar las gracias es una acción que está en peligro de extinción. ¿Es por mala educación? Ni mucho menos. Un estudio publicado en Royal Society Open Science corrobora que cada vez damos menos las gracias, pero desmiente que es porque seamos unos maleducados. En este comportamiento pueden influir varios factores, incluso el idioma.
Los investigadores llevaron a cabo un experimento con voluntarios que hablaban distintas lenguas, algunos dialectos indígenas incluidos. A todos ellos se les observó mientras interactuaban con otras personas a las que pedían favores.
Un ‘gracias’ por cada cincuenta casos
El experimento se realizó en situaciones cotidianas en las que los voluntarios interactuaban con conocidos suyos, a los que solicitaban cosas poco importantes como pasarle la sal. También se hicieron pruebas en entornos profesionales. Los resultados detectaron un ‘gracias’ por cada cincuenta casos estudiados, y se puso de manifiesto que la gente es más propensa a dar las gracias cuanto más formal era el escenario y el ambiente en el que le hacían el favor.
Otra conclusión del estudio es que el idioma también influye a la hora de dar las gracias. Los angloparlantes son los que agradecieron los favores más veces (14%), mientras que los polacos se situaron a la cola (2%). Entonces, ¿los que hablan inglés son más educados que los que hablan polaco? Ni mucho menos. Los expertos señalan que son las características de cada idioma las que propician un mayor o menor uso de expresiones de gratitud.
No es que seamos maleducados
“Algunos pueden interpretarlo como una crisis de grosería, que somos educados en público y que no tenemos modales en casa, pero están equivocados. Por el contrario, esto demuestra que los humanos tienen un entendimiento no verbal de que cooperaremos con el otro”, señaló N. J. Enfield, uno de los responsables del experimento.
“Nuestra investigación da cuenta de una suposición generalizada que indica que el decir ‘gracias’ no es necesario en los contextos cotidianos de nuestra vida. En nuestras casas y pueblos, donde nuestras interacciones parecerían importar más, encontramos que la gente prescinde de estas sutilezas casi por completo”.