La serie noruega  'Wisting', con profusión de montañas nevadas, es un thriller de ambiente 'blanco' / MOVISTAR

La serie noruega 'Wisting', con profusión de montañas nevadas, es un thriller de ambiente 'blanco' / MOVISTAR

Cine & Teatro

Montañas nevadas, fiambres al viento

Dos series, 'Wisting' y 'La Faille', representan ahora el éxito del llamado 'nordic noir', thrillers ambientados en la nieve con gran oficio y clasicismo

23 mayo, 2020 00:00

No es lo mismo un thriller con nieve que uno sin. La nieve no solo es fotogénica en sí misma, sino que introduce en los relatos criminales un elemento opresivo más, una suerte de claustrofobia natural que constituye un envoltorio espléndido para las desgracias que se nos cuentan. Yo mismo tengo tendencia a tragarme cualquier serie policial que transcurra en un entorno nevado, y no soy el único: estoy convencido de que una gran parte del éxito del llamado nordic noir se basa en ese decorado natural permanentemente blanco en el que los cadáveres destacan como moscas muertas en un plato de nata.

Coinciden actualmente en Movistar dos estupendos thrillers nevados en forma de miniserie: Wisting (producción noruega en diez episodios basada en dos novelas de Jorn Lier Horst, un autor no muy traducido entre nosotros, aunque sí en otros países) y La faille (El muro), procedente del Canadá francófono y dividida en ocho capítulos. Ni Oslo ni Montreal son los lugares elegidos para ambientar estas dos historias de crímenes, sino un pueblo noruego, Valrik, y un emplazamiento minero situado en la frontera entre Quebec y Labrador, Fermont: la nieve resulta especialmente ominosa en lugares pequeños en los que, como no podría ser de otra manera, nada ni nadie son lo que parecen y casi todo el mundo tiene algo que ocultar.

Personajes turbios

Ambas ficciones empiezan con el hallazgo de un cadáver y en ambas asistimos a los esfuerzos del poli de turno por desentrañar el crimen. En la serie noruega, se trata de William Wisting (Sven Nordin), cuyo fiambre pudiera estar relacionado con un serial killer norteamericano apodado El Asesino de la Autopista (lo que motiva la aparición de una agente del FBI interpretada por Carrie Anne Moss, de la que no sabíamos gran cosa desde que la vimos junto a Keanu Reeves en Matrix). En la canadiense, el sabueso es una mujer, Celine Trudeau (Isabel Richer), quien debe enfrentarse al asesinato de una stripper en una población vallada (de ahí el título) y que depende casi en exclusiva de una mina de hierro que no pasa por sus mejores momentos (para acabarlo de arreglar, la hija descarriada de la inspectora Trudeau está casada con el hijo del dueño de la mina y se ha convertido en una especie de pilar de la sociedad local).

Estamos ante dos productos que no descubren la pólvora, pero que despliegan su clasicismo con eficacia: ambos son ideales para verlos en bucle, durante un fin de semana en el que no se tenga nada mejor que hacer. En cuanto a interés humano, El muro gana claramente la partida, pues es notable la panoplia de personajes turbios que viven en un enclave tan pequeño como Fermont y las relaciones entre ellos dan para mucho, incluyendo complicarle la vida de mala manera a la voluntariosa inspectora Trudeau.

Sin promoción de ningún tipo, dejadas caer de cualquier manera en los canales AMC y Cosmo, respectivamente (que no se distinguen precisamente por lo arrebatador de sus propuestas), Wisting y La faille están pasando prácticamente desapercibidas, salvo para los devotos de las historias con fiambres en la nieve, colectivo al que me honro en pertenecer.