Cine & Teatro

Retorno a Fortitude

4 marzo, 2017 00:00

Hay que ver lo fotogénicos que resultan los espacios nevados, especialmente en los thrillers, a los que aportan un elemento melancólico que les sienta muy bien. Sucedía en la serie islandesa Atrapados, pero anteriormente ya había funcionado de maravilla en la primera temporada de la propuesta británica (disfrazada de nordic noir) Fortitude, cuya segunda entrega empezó a emitir hace unas pocas semanas el Canal Series de Movistar.

La segunda temporada de Fortitude nos propone un viaje hacia no sabemos muy bien dónde, pero, por el momento, el trayecto resulta de lo más estimulante

Si la primera temporada adoptaba las formas de un thriller más o menos convencional, la segunda sorprende con un tono más cercano a lo fantástico que a lo estrictamente policial. Reencontramos a algunos personajes de la primera entrega --Sofie Grabol, la protagonista de The killing, o la española Verónica Echegui, víctima ahora de una extraña enfermedad-- y contamos, como novedad, con Dennis Quaid. Todos se enfrentan a un horror criminal --lo que ya sucedía en la temporada anterior--, pero ahora el espanto va más allá de los inevitables cadáveres. La pequeña comunidad de Fortitude --se supone que pertenece a Noruega, pero está rodada en Islandia-- se enfrenta a una amenaza imprecisa e indeterminada que roza lo paranormal. Y da la impresión de que algo tiene que ver en todo ello el Centro de Investigación Ártica de la localidad, donde la actividad de quienes trabajan en él suscita abundantes dudas y preguntas. ¿A qué se debe que un oso se cuele en la escuela del pueblo, cosa que los suyos no han hecho jamás, pues siempre han mantenido las distancias con los humanos? ¿Cómo es posible que un ciervo, animal herbívoro, sea sorprendido devorando las entrañas de un oso blanco desplomado sobre la nieve? ¿A quién pertenece el cadáver sin cabeza con el que se topan dos policías locales?

Por el momento, no sabemos muy bien a dónde se dirige la segunda temporada de Fortitude, pero nos mantiene enganchados a la pantalla, que es de lo que se trata. En la primera temporada todo estaba más claro y se trataba de fidelizar al consumidor habitual de thrillers, pero en la segunda se ha dado, a nivel conceptual, un golpe de timón, llevando la ficción a un terreno no visitado en su primera entrega. Como pasa con Legión, de la que les hablé la semana pasada, la segunda temporada de Fortitude nos propone un viaje hacia no sabemos muy bien dónde, pero, por el momento, el trayecto resulta de lo más estimulante.