Una imagen de la miniserie '¿Sabes quién es? (Pieces of her)' / NETFLIX

Una imagen de la miniserie '¿Sabes quién es? (Pieces of her)' / NETFLIX

Cine & Teatro

¿Quién eres realmente, mamá?

La miniserie '¿Sabes quién es? (Pieces of her)' es un thriller con trasfondo político que engancha al espectador a pesar de que no sabe a qué atenerse en ningún momento

12 marzo, 2022 00:00

Laura Oliver es una madre de familia divorciada de su segundo marido (el primero murió muy joven) que ejerce de logopeda en una pequeña población norteamericana. Su hija, Andy, es una buena chica que no sabe qué hacer con su vida y se ha incrustado en casa de Laura desde que ésta sufrió y superó un cáncer. Laura no ve la hora de perderla de vista, pero ella se ha apalancado en el pueblo y hace como que se gana el pan de telefonista en la comisaría local. Un buen día, madre e hija van a comer juntas y se cuela en el restaurante un perturbado que abre fuego contra la chica que acaba de plantarle y algunos clientes más. Cuando se fija en Andy, Laura se precipita sobre ella para protegerla y trata de razonar con el enajenado, que se ha quedado sin balas y ahora blande un cuchillo que acaba clavando en la mano extendida de la logopeda, quien reacciona de manera harto peculiar y absolutamente imprevisible en alguien como ella: con el cuchillo atravesándole la mano, le da a ésta un quiebro que le sirve para rajarle el cuello al atacante. Una reacción admirable, pero totalmente impropia de alguien como Laura. O de alguien como Laura pretende aparentar que es. Como diría el comisario Maigret, aquí hay algo que chirría.

Así empieza la nueva miniserie de Netflix ¿Sabes quién es? (Pieces of her), creada por Charlotte Stoudt a partir de la novela homónima de Karin Slaughter, una escritora de thrillers un tanto rutinarios que con esta historia (publicada en Estados Unidos en 2018 y en España hace unos días) lleva a cabo un esfuerzo bastante logrado para alejarse del estilo que la ha distinguido hasta ahora y que, por otra parte, le ha resultado altamente rentable. Ambientada en dos épocas distintas (la actual y la de Ronald Reagan en la presidencia), con saltos constantes entre una y otra, Pieces of her es un thriller con trasfondo político (hay un grupo terrorista, hay una empresa farmacéutica muy turbia) protagonizado por una mujer que no es quien dice ser --y que a menudo parece haberse olvidado de quien fue y de por qué tuvo que dejar de serlo-- y la hija que sufre las consecuencias de esa mezcla de desaguisado y malentendido en que se convirtió la vida de su progenitora tras una grave metedura de pata juvenil de resultados catastróficos e interminables.

Alguien que no es quien dice ser

Lamento dar la impresión de estar hablando en clave, pero cualquier dato concreto que facilite al querido lector podrá ser tachado de spoiler. Lo que sí puedo decir es que estamos ante una montaña rusa audiovisual (en ocho capítulos) más cercana a la obra del súper adaptado Harlan Coben que a los anteriores libros de la señora Slaughter, menos ambiciosos y más convencionales que Pieces of her, título más adecuado que el español porque Laura, realmente, es alguien hecho a trozos y alguien del que todo el mundo quiere un trozo, un personaje perdido y descoyuntado al que le cuesta hasta ganarse la empatía del espectador, tal vez por culpa de la actriz elegida para interpretarlo, Toni Collette, a la que uno nunca ha conseguido verle la gracia y que suele apañarse con papeles secundarios.

El carácter que imprime aquí a su personaje solo sirve para alejarlo del espectador y ponerle a éste muy difícil el ejercicio de la empatía, algo que sí hubieran logrado Kate Winslet o Uma Thurman, por citar a un par de actrices que podrían haber bordado el rol de esta mujer confusa y perdida que solo sabe crearse problemas a sí misma y a quienes la rodean. Pese a la señora Collette, eso sí, la serie funciona y atrapa desde el principio, desde esa secuencia en el restaurante que nos indica claramente que Laura Oliver no es quien dice ser. Averiguar quién es realmente será la principal misión de su hija y de los espectadores, ya que ella es incapaz en ocho horas de rasgar las infinitas telarañas que envuelven ese viaje absurdo en el que ha visto convertirse su vida desde que se enamoró del hombre equivocado recién salida de la adolescencia. Puede que otra actriz lo hubiera logrado, pero la pétrea, severa y confusa Toni Collette llega al final de la historia con cara de no haber llegado a ninguna conclusión sobre sí misma. Y si hay algún fan de la señora Collette entre mis queridos lectores, le ruego que me disculpe y le urjo a disfrutar especialmente de esta historia.