Cine & Teatro

Grupo de asalto

17 septiembre, 2016 00:00

El francés Olivier Marchal fue policía antes que cineasta, cosa que le ha permitido rodar, hasta la fecha, tres thrillers magníficos para la gran pantalla (sobre todo el primero, Quai des orfebvres, con Gerard Depardieu y Daniel Auteil). De un tiempo a esta parte no le encontramos en los cines porque se ha pasado con armas y bagajes a la televisión, donde ahora tiene dos series a pleno rendimiento, Braquo y Sección Zero.

Braquo, que hace unos días comenzó en España su cuarta temporada, es la historia de un grupo de polis parisinos, siempre vestidos de negro, cuya manera de actuar no suele respetar las normas. Aunque inspirados en los personajes de la serie norteamericana The shield, los protagonistas de Braquo tienen vida propia, y el jefe de la cuadrilla, el comandante Eddy Caplan (interpretado por Jean-Hugues Anglade, que protagonizó hace años aquella película de culto que fue Betty Blue) en nada se parece al siniestro pero entrañable Vic Mackey. Pero si The shield retrataba a la perfección el inframundo de Los Ángeles, aquí ocurre lo mismo con el de París. Y las secuencias de acción están igual de bien rodadas. A diferencia de inventos españoles como El comisario, la serie del señor Marchal --aunque estilizada y tal vez extra diseñada, que para algo es francesa--, te mete hasta el cuello en un mundo de crímenes y conspiraciones en el que te sientes muy a gusto como espectador. Y aunque en las temporadas tres y cuatro Marchal ya no escribe una línea y solo supervisa el producto, la serie conserva el empuje inicial y no pierde fuelle.

Braquo te mete hasta el cuello en un mundo de crímenes y conspiraciones en el que te sientes muy a gusto como espectador

Tras dejar Braquo en buenas manos, nuestro hombre se consagra ahora a su segunda criatura televisiva, Sección Zero, de la que estamos esperando la segunda entrega. Ambientada en un futuro cercano pero apocalíptico, Sección Zero es un Braquo del mañana: hasta su protagonista, un poli llamado Sirius, se parece mucho a Eddy Caplan, y lo mismo puede decirse de los miembros de su equipo. De hecho, la premisa de ambas series es la misma: qué puede hacer una pandilla de polis para poner orden en un mundo cada vez más violento y desagradable. Pese a una cierta sensación de deja vu, la peripecia futurista de Marchal funciona, gracias en gran parte a ese entorno fascinantemente cochambroso en el que se desarrolla y que ha habido que ir a buscar a Bulgaria, ya que en la Europa occidental es imposible encontrar terrenos tan grandes y desolados.

Puestos a elegir, me quedo con Braquo, tal vez porque nunca he estado en Bulgaria y el París que conozco me parece un decorado estupendo para los tiroteos y las persecuciones en coche.