Jorge Sanz, sobre Quique San Francisco: "Soy lo más parecido a un hermano que tenía"

El actor Jorge Sanz, un habitual de la agenda televisiva actual, ha reaparecido en los Premios Feroz para entregar el Galardón de Honor a "la señora Victoria Abril". A su salida, ha atendido a los medios de comunicación que lo esperaban impacientes para charlar con él sobre varios de los temas del momento.

Como siempre, el concursante de El Desafío no ha eludido ningún tema: ha hablado de sus dificultades económicas, las adicciones en las que ha caído en los últimos años y se ha mostrado muy afectado por la muerte de su gran amigo Quique San Francisco: "Soy lo más parecido a un hermano que tenía".

Se va uno de sus mejores amigos

Jorge Sanz ha confesado que se encontraba con Quique San Francisco la noche que tuvo que ser ingresado, junto al actor Miky Molina y la pareja del humorista, Tatiana: "Yo estuve con él la noche que lo ingresamos, y él hacía tiempo que lo sabía. Sabía que el día que entrara, iba para adelante", ha señalado el intérprete. Por eso decidió despedirse de él en su momento, pero igualmente le ha impactado su muerte.

"Ayer me llamaron para decirme que lo iban a dopar. Te llevas un sofoco, pero bueno...", ha admitido antes de celebrar la vida de su gran amigo. "Ha sido consecuente, nos ha hecho a todos felices muchísimas veces. Ha sido consecuente con la vida que ha querido. Soy lo más parecido a un hermano que tenía, y yo me he reído mucho con él. Pero mucho. Eso lo agradeceré toda la vida", ha dicho de corazón Jorge Sanz.

El complicado mundo del cine

Pese a que Jorge Sanz siempre ha sido muy reservado con su vida privada, hace poco confesó que no pasaba por un buen momento económico. Un problema que ha podido controlar gracias a amigos como Antonio Resines o Santiago Segura: "Yo tengo muy pocos amigos en este oficio. Pocos, pero buenos. Y siempre nos hemos echado una mano. Hay meses puntuales que dices 'Antonio, este mes no llego', y me dice 'no te preocupes'", cuenta el concursante de El Desafío, que no lo ha tenido fácil en la industria del cine.

Una situación que, durante un tiempo, lo llevó a caer en ciertas adicciones: "Yo llevo 43 años trabajando. De esos 43 años, 20 han sido muy largos, y todo pasa factura. Rompes la norma de oro de este oficio que es no fallar, y cuando empiezas a fallar hay fusibles que se te van y hay que reinventarse continuamente. Me pasa desde pequeño. No hay que tener vergüenza: cuando uno necesita ayuda, la pide. Esto es una carrera de altibajos, hay que aprovechar el momento siempre".