Imagen de 'Los demonios' de Ken Russell / FILMAFFINITY

Imagen de 'Los demonios' de Ken Russell / FILMAFFINITY

Cine & Teatro

De inquisidores y de santos

La Inquisición española apenas tiene su espacio en el cine; sí lo tienen los santos Ignacio de Loyola y Teresa de Jesús

7 noviembre, 2021 00:00

Es curioso que la mayor parte de las películas que se han hecho sobre Inquisición se refieren no propiamente a la Inquisición española. Liliana Cavani dirigió en 1968 una cinta sobre Galileo, procesado por la Inquisición romana con su célebre abjuración en 1633, y al mismo tema del proceso a Galileo, Joseph Losey en 1975 dedicó otra obra titulada La vida de Galileo, basada en la obra de Bertolt Brecht. Los actores que interpretaron el papel de Galileo en ambas películas fueron Cyril Cusack y Chaim Topol. Otra víctima de la Inquisición romana fue Giordano Bruno, que generó un filme en 1973 dirigido por Giuliano Montaldo y magistralmente interpretado por Gian Maria Volonté. También Menocchio, el personaje exhumado por Carlo Ginzburg, ha suscitado la memoria cinematográfica con la película del año 2018 dirigida por Alberto Fasulo e interpretada por Marcello Martini.

La Inquisición y la brujería fuera de España han suscitado excelentes películas como Los demonios (1971), basada en los hechos del convento de Loudun de 1634. La cinta de Ken Russell fue extraordinariamente interpretada por Vanessa Redgrave y Oliver Reed, este último convertido en un cínico dominador de las mujeres. Estos sucesos, hasta cierto punto comparables con el caso de las monjas supuestamente poseídas del convento de San Plácido y su abadesa Teresa Valle de la Cerda, nunca en España han encontrado a alguien interesado en trasladar esta situación al cine. Solo los mexicanos se atrevieron a abordar el horror de las monjas poseídas en la película Satánico pandemonium (La sexorcista), de 1975, interpretada por Enrique Roche y Cecilia Pezet. Esta obra estuvo semiprohibida un tiempo en México; ahora parece ser una película de culto.  

Imagen de la película mexicana 'Satánico pandemonium (La sexorcista)' de 1975 / PELICULASRANCIAS

Imagen de la película mexicana 'Satánico pandemonium (La sexorcista)' de 1975 / PELICULASRANCIAS

El demonio se convirtió en el principal protagonista de Cartas de amor a una monja portuguesa (1977), que se dedicaba a describir las peripecias de la monja sor María, interpretada por Susan Hemingway. El director era Jesús Franco, un español con muchos pseudónimos, cuñado por cierto de Julián Marías, que se convirtió en un clásico del horror en el ámbito conventual con una mezcla de morbo y erotismo que iría avanzando en el tiempo acompañado de su musa, Lina Romay. Franco acabó su carrera reconocido y premiado con el Goya del año 2009.

El tema de la Inquisición se deslizó por el mundo de las torturas y sadomasoquismos varios, a lo que fue muy aficionado el cine germánico –en cuyo ámbito trabajó mucho Jesús-Jess Franco— y que se refleja en películas como la austríaca Las torturas de la Inquisición (1970), dirigida por Michael Armstrong.

Las torturas de la Inquisición (1970) / FILMIN

Las torturas de la Inquisición (1970) / FILMIN

 

En la misma línea, desde el cine español se ha explorado el mundo inquisitorial, aunque de manera más pudorosa. Inquisición es el título del filme que dirigió Paul Naschy en 1976 y que interpretaron actores españoles tan conocidos como el propio Naschy, Mónica Randall y Juan Luis Galiardo.

Curiosamente, Naschy sitúa su película en la Francia del siglo XVI abordando los presuntos amores entre el pérfido inquisidor y la bella de turno, acusada de brujería. Un pastiche sin el menor conocimiento de la historia real y trasladando los horrores a Francia. Ciertamente, el cine español nunca se atrevió a acercarse históricamente a la Inquisición.

La Inquisición medieval fue evocada en En el nombre de la rosa (1986), coproducción italofrancesa-germánica con Sean Connery dándole cuerpo al personaje del franciscano Baskerville de la célebre novela de Umberto Eco en la que, ciertamente, se mezclan personajes de la historia real como el inquisidor Bernardo Gui con muchos inventados.

El imaginario europeo sobre la Inquisición española se refleja bien en la extraña película L’oeuvre au noir (1988), de André Delvaux, interpretada por el ya citado Gian Maria Volonté y basada en una novela de Margarita Yourcenar con todos los tópicos sobre la Inquisición española y el gobierno de Alba. La España negra también fue evocada en Los fantasmas de Goya (2006), una cinta de Milos Forman, en la que Goya se ve implicado en un gran escándalo cuando su musa adolescente (Natalie Portman) es acusada de herejía por un inquisidor (nada menos que Javier Bardem).

Javier Bardem haciendo de inquisidor en Los fantasmas de Goya (2006) / CINEMANIAS

Javier Bardem haciendo de inquisidor en Los fantasmas de Goya (2006) / CINEMANIAS

Si la Inquisición ha suscitado escrúpulos extraordinarios en el cine histórico español que nunca se ha atrevido a abordar el tema por la sobrecarga de novela gótica que arrastraba, tampoco la hagiografía, los relatos de santos hispánicos, ha suscitado especial interés. En el marco del franquismo sí se rindió culto hagiográfico a determinados personajes como Reina santa (1947), Isabel de Portugal, de Rafael Gil; Forja de almas (1943). de Fernández Ardavín sobre el padre Diego Manjón, el fundador de las escuelas del Ave María; y Cerca del cielo (1951), de Pombo y Viladomat, sobre el obispo mártir de Teruel en la Guerra Civil fray Anselmo Polanco. Hay que esperar a los años 60 para ver de nuevo tratamientos hagiográficos ahora más comedidos en películas como Fray Escoba (1961), de Ramón Torrado; Rosa de Lima (1961), de José María Elorrieta; Teresa de Jesús (1962), de Juan de Orduña, interpretada por Aurora Bautista; Isidro, el labrador (1964), de Rafael Salvia; El señor de la Salle (1964), de Luis César Amadori, o Cotolay (1965), de Nieves Conde.

Los santos que han dado más juego cinematográfico han sido Ignacio de Loyola y, sobre todo, Teresa de Jesús. La primera película sobre Ignacio fue El capitán de Loyola, de 1949 (con el subtítulo de El caballero de la cruz), de José Díaz Morales, un español exiliado a México en 1939, con guion de José María Pemán e interpretada por Rafael Durán. La cinta ha tenido su remake en el año 2016 a través del filme Ignacio de Loyola, soldado, pecador, santo, una obra filipina dirigida por Paolo Dy y Cathy Azanza y protagonizada por Andreas Muñoz, un actor madrileño, que constituye una apasionada glosa del proceso de conversión de Ignacio de soldado a fundador de la Compañía. En cualquier caso, el personaje del santoral español más evocado en el cine ha sido Teresa de Jesús. La lista es larga: una película en 1926 en pleno cine mudo, dirigida por Francisco Beringola; el corto Teresa de Ávila en 1958; la referida película de Orduña en 1962, interpretada por Aurora Bautista; el corto de 1964 titulado Teresa de la hispanidad; un Estudio 1 escrito por Antonio Gala e interpretado por Berta Riaza; otro Estudio 1 en 1975 realizado por Pedro Amalio López e interpretado por Carmen Bernardos; un nuevo corto en 1982; la serie de Josefina Molina (1984) protagonizada por Concha Velasco con Víctor García de la Concha como asesor y Carmen Martín Gaite como autora de los diálogos; un programa de televisión, Teresa, Teresa, de Rafael Gordon (2003); el singular tratamiento que le dio Ray Loriga en la película Teresa: el cuerpo de Cristo (2007), con Paz Vega de protagonista; y, por último, la cinta de Jorge Dorado protagonizada por Marian Álvarez (2015). Adolfo de Mingo y Vega Hernández han dedicado todo un libro al análisis del cine sobre Teresa de Jesús. Según estos historiadores, actrices como Ingrid Bergman y Greta Garbo se interesaron por el personaje, aunque no llegaron a interpretarlo nunca.