
Cala Culip
Inspiró a Salvador Dalí: la playa más surrealista de Cataluña que fue su refugio y teatro creativo
En este rincón del Empordà la tramontana erosiona las rocas para darles formas imposibles
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Los genios reciben este calificativo porque son capaz de encontrar arte en el lugar más insospechado. Uno de ellos fue Salvador Dalí, el genio del surrealismo.
El pintor nacido en Figueres y eternamente vinculado a Cadaqués, Portlligat y el Cap de Creus plasmó en sus pinturas, dibujos, esculturas y happenings un mundo surgido de la realidad, vista desde su prisma. De esta manera, los relojes se deshacían y una cruz podría estar suspendida en el cielo.
Sus paisajes oníricos, figuras imposibles y referencias psicológicas, por muy extrañas que parezcan estaban alimentadas del paisaje físico y emocional que lo rodeó. Dalí no inventó un mundo, lo transformó a partir del que lo vio crecer. Y entre todos esos escenarios de inspiración, hubo una playa de Cataluña que despuntó.
Dicen los expertos que la Cala Culip, situada en una esquina salvaje del Parque Natural del Cap de Creus, fue una de las referencias que sirvió al pintor como fuente de inspiración. A pesar de ser una pequeña y recóndita playa en sus lienzos se tornaban todo un mundo donde cabían de animales, criaturas mitológicas y formas imposibles.
Inspiración histórica
Lo cierto es que en este rincón del Empordà la tramontana erosiona las rocas para darles formas imposibles. No es casualidad que esta playa sirviera como musa natural a Dalí. Y no solo para él.
Este rincón agreste, orientado al norte, era ya en tiempos antiguos conocido por fenicios y griegos como uno de los pocos lugares de la zona donde se podía fondear. También fue escenario de naufragios debido a la fuerza del viento. Y parece que todo ello caló en la cabeza de Dalí.
Una playa y la imaginación de Dalí
Si uno lo ve con unos ojos de humano ordinario ve una cala con forma de fiordo, recogida entre paredes rocosas que se abren como un anfiteatro natural hacia el mar. Desde el mirador del Pla de Tudela, el visitante obtiene una vista espectacular de sus aguas azul turquesa y su fondo marino rocoso, ideal para el buceo y la contemplación.
Muchos, al llegar allí cogen sus máscaras y tubos de buceo y se sumergen en este paisaje submarino en busca de la flora y fauna variada y variopinta de la Costa Brava. Pero son pocos los que llegan a visionar los fondos surrealistas retratados por Dalí.

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Club Med
Y eso que en las décadas del turismo incipiente, el Club Med construyó cerca de 400 bungalows en esta zona privilegiada. De hecho, durante años, el acceso a Cala Culip estuvo restringido. Afortunadamente, en una apuesta por la conservación, todo el entorno fue recuperado como espacio natural protegido, y los edificios fueron demolidos.
Hoy, el acceso es libre, y el paseo hasta la cala es parte de la experiencia: un recorrido visual donde las formas de las rocas evocan conejos, águilas o camellos, como si uno caminara dentro del inconsciente daliniano.
Palabras de Dalí
Pero Cala Culip no fue la única. Todo el Cap de Creus, con sus calas inaccesibles, sus formas rocosas de pizarra, sus luces cambiantes y sus cielos ventosos, fue una fuente inagotable de referencias visuales para Dalí. Basta contemplar obras como El gran masturbador para reconocer la morfología de estas costas retorcidas y mineralizadas, transformadas en un simbolismo visual propio.
Dalí encontró en Portlligat y Cadaqués su refugio y su teatro creativo. “Portlligat me da una alegría salvaje por la mañana y una tristeza morbosa por la tarde”, llegó a decir, describiendo la intensidad emocional que estos paisajes le provocaban. No era solo una cuestión estética: el Cap de Creus era, para él, un planeta en sí mismo, un lugar donde la aridez geológica se mezclaba con una especie de espiritualidad mineral que impregnó toda su obra.
Un paraje natural al borde del mar
El Parque Natural del Cap de Creus es un espacio único en Cataluña, tanto por su riqueza marina como terrestre. De sus más de 13.000 hectáreas, unas 3.000 son de superficie marítima. Es, sin duda, un ecosistema protegido donde la naturaleza ha modelado esculturas en roca que Dalí tradujo a arte. Entre las playas más inspiradoras del entorno, además de Cala Culip, destacan Cala Bona, Racó des Barrilers y Racó de sa Conillera, todas con ese aire de misterio que tanto le fascinaba.
Los senderos del parque permiten descubrir a pie estos paisajes surrealistas. Una de las rutas más famosas es la que une Cadaqués con el Cap de Creus, un trayecto de 14 km (ida y vuelta) que bordea playas como Sant Lluís o la bahía de Guillola, donde se encuentra la Roca Cavallera, otra musa geológica de Dalí.
Y en Portlligat, la casa-taller del pintor —hoy convertida en museo— permite ver cómo el paisaje se infiltró en su vida cotidiana. Construida a partir de antiguas barracas de pescadores, desde la playa parece rodeada de tierra firme, creando un curioso efecto visual gracias a las islas de Portlligat y Sa Farnera. Un último guiño del surrealismo natural de este rincón catalán.
Cómo llegar a la cala
Para llegar en coche desde Barcelona, hay que tomar la AP-7 en dirección Girona/Francia y salir en Figueres, para luego seguir hacia Roses por la C-260. Desde allí, se toma la GI-614 hasta Cadaqués y finalmente la carretera del Cap de Creus (GI-613). El trayecto total es de unas 2 horas y 45 minutos.
Una vez en el Parque Natural del Cap de Creus, se puede aparcar en el Pla de Tudela y caminar unos 15-20 minutos hasta Cala Culip por un sendero señalizado. El acceso está abierto al público y no requiere permisos especiales.