David Lynch y una imagen de la inauguración de las Olimpiadas de Barcelona

David Lynch y una imagen de la inauguración de las Olimpiadas de Barcelona

Historia

El curioso proyecto de David Lynch para la Barcelona olímpica: una canción que hizo historia

El director de cine estadounidense también compuso un tema para la ciudad junto a Angelo Badalamenti 

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El pasado 16 de enero fallecía David Lynch. El director de cine detrás de películas como Terciopelo azul, Una historia verdadera o Mulholland Drive perdió la vida meses después de que le detectaran un enfisema pulmonar. Una enfermedad que lo hizo apartarse de los proyectos en los que andaba.

El estadounidense fue mucho más que un cineasta estrafalario y con un mundo personal y artístico sin igual. Lynch era compositor, escultor, fotógrafo. Apenas había una disciplina que se le escapara. Hizo cómics, cuadros, anuncios, series e incluso muebles. Una mente creativa sin igual.

Más allá del cine

En las últimas horas, medios de todo el mundo glosan el talento y las películas del responsable de una de las series más icónicas de la televisión, Twin Peaks, pero muy pocos saben la especial conexión que tuvo Lynch con Cataluña y con Barcelona en particular.

El realizador nunca tuvo más predilección por nada que no fuera la creación, su relación con este territorio, una vez más, pasó por lo artístico. No tenía nada que ver con el cine, sino con el cine y la música.

Las otras facetas de Lynch

Corrían los años 80 cuando el director de Cabeza borradora y El hombre elefante preparaba su cuarta película, Terciopelo azul. Esta cinta, que marcó de forma casi definitiva el estilo cinematográfico de Lynch, también fue la que le unió con el compositor neoyorkino de origen italiano, Angelo Badalamenti.

Desde entonces, su relación fue más que estrecha. La mítica música de Twink Peaks, Mulholland Drive o Una historia extraordinaria salieron de una colaboración codo con codo con el compositor. Y algo más.

El director de cine David Lynch

El director de cine David Lynch

Relación con Barcelona

Tal y como apunta el periodista cinematográfico Quim Casas. Badalamenti contó con David Lynch para componer algunas melodías para los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Y no una cualquiera.

Asegura el crítico que cineasta y músico volvieron a unirse para presentar la canción de la ciudad olímpica. No la mítica Barcelona, que cantaron Freddie Mercury y Montserrat Caballé.

Una música que no fue

Lynch y Badalamenti compusieron una desconocida versión del famoso tema Amigos para siempre. Una partitura que fue finalmente descartada y se apostó por la archi famosa canción de Los Manolos.

Esta composición nunca ha salido a la luz. Ni Badalamenti ni Lynch hicieron nunca pública esta versión que hicieron.

La versión oficial

Lo que sí se conoce y ya es todo un himno es la versión oficial que hicieron el grupo de rumba catalana Los Manolos. Esa canción con esencias del barrio de Gràcia, epicentro de este género flamenco, contagio la alegría propia de un fin de fiesta como fue Barcelona '92.

La vitalidad de esa partitura, el arte que le puso la banda y el triunfo de los participantes se contagió a los deportistas en ese 9 de agosto de 1992. Las imágenes lo demuestran, animados por la banda, los deportistas subieron a la tarima donde estaban tocando hasta el punto de poner en peligro la estabilidad de la infraestructura. La advertencia de Constantino Romero por la megafonía es icónica: "atletas, bajen del escenario".

El himno de Mercury

Si ese día no sonó la partitura ideada por Badalamenti y Lynch, dos semanas antes, el 25 de julio, ese mismo escenario también vio sucederse una actuación que fue ideada de otra manera. 

Más allá del espectáculo de inauguración que llevaron a cabo La Fura dels Bau, ese día se subió al escenario Montserrat Caballé para cantar otro himno, Barcelona. La letra de esa canción fue compuesta por Mike Moran y Freddy Mercury quien, años antes, grabó con la soprano esta hermosa canción.

Un misterio digno de Lynch

La idea de los responsables de los Juegos Olímpicos de Barcelona era que el líder de Queen cantara con la catalana esa canción, pero no pudo ser. Mercury falleció el 24 de noviembre de 1991, víctima del sida, viendo truncado así su sueño de cantar con la Caballé en las Olimpiadas.

Una idea, dos sueños y un éxito, el de Barcelona '92. El evento que situó a la capital catalana en el mapa y que vio irrealizado dos proyectos, el de Mercury y el de Lynch. El primero pudo grabar con la soprano, en cambio, la partitura que escribió el cineasta con Badalamendi sigue siendo todo un misterio digno de una película del director de Inland Empire.