Ya llegaron las fiestas. Por cuarto milenio consecutivo. Nochebuena, Navidad, Papá Noel, los Reyes Magos... En aquellos tiempos, todavía no había nacido Kevin Roldán. Entonces, ¿cómo empezó todo?
El solsticio de invierno ha sido siempre época de celebración. Los egipcios y los primeros europeos festejaban el renacimiento del Sol; los romanos, la Saturnalia para honrar al dios pagano de la abundancia. A esta fiesta se remonta la práctica de hacer regalos.
La tradición del abeto, árbol de hoja perenne, es símbolo de vida eterna. Estos seres eran venerados en el norte de Europa por druidas y vikingos. Las plantas de tronco leñoso eran comunes en las festividades de la Roma pagana, si bien la tradición moderna comenzó en Alemania en el siglo XV.
Los Reyes Magos
San Nicolás, conocido hoy como Papá Noel, existió. Nació alrededor de 280 dC cerca de Myra, en la actual Turquía, y era muy admirado por su piedad y bondad, hasta el punto que se convirtió en santo patrono de niños y marineros. Los colonizadores holandeses exportaron a San Nicolás como Sinterklass a Estados Unidos, donde más tarde derivó en Santa Claus, como bien explica el siguiente gráfico interactivo.
Pero Papá Noel no es el único ser que reparte regalos en estas fechas. En Escandinavia, el gnomo Jultomte entrega presentes en un trineo tirado por cabras. En Rusia, es la anciana Babushka, quien se negó a acompañar a los Reyes Magos, quien hace las delicias de mayores y niños el 6 de enero. En Italia trabaja la Befana, parecida a Babushka.
Y los Reyes Magos. La temporada navideña culmina tras 12 días con la Fiesta de la Epifanía. Celebramos la llegada de los sabios al portal de Belén para venerar al niño Jesús con oro, incienso y mirra. Los obsequios han variado ligeramente (tecnología, juguetes, ropa, experiencias), pero se mantiene la tradición.