¿Es menos efectiva la vacuna de la gripe de este año? A tenor de los titulares de diversos medios de comunicación, luego desarrollados, sí. Los análisis relacionados apuntan una mutación del virus. Sin embargo, los entendidos argumentan que es pronto para hablar de baja efectividad; que los estudios se tienen que realizar después de la campaña.
Según las informaciones, una mutación de una de las cepas (la H3N2) del virus de influenza A durante el proceso de producción de las vacunas ha mermado su eficacia hasta el 25%, cuando es habitual que el éxito oscile entre el 40% y el 60%. El otro motivo de la menor efectividad registrada en las primeras semanas de la campaña coincide con la ausencia de otra de las cepas (influenza B, muy detectada este año) en el anticuerpo.
El jefe de Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, sí declaró recientemente que la vacuna de este año era "menos eficaz".
Cada año cambian
¿Cómo se producen las vacunas antigripales? El presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amos José García Rojas, desvela, para empezar, que “cada año hay que cambiarlas”, porque “cada año cambian las características del virus de la gripe que va a circular y hay que adaptar las vacunas al mismo”.
Uno de los procesos de la mutación es por deriva antigénica. Es decir, en el momento de la réplica del virus se producen pequeñas modificaciones en los genes.
Virus influenza del tipo A
En huevos
Después de esta apreciación, el doctor explica que la OMS envía a sus laboratorios “de referencia” los “aislamientos del virus” de los ámbitos geográficos considerados, lo que empieza a definir cuáles serán las características del virus “que va a circular en el hemisferio correspondiente”. Extraídos los datos, los laboratorios empiezan a producir los anticuerpos.
Durante décadas, la mayoría de cepas de vacunas antigripales se han cultivado en “embriones de pollo, huevos de gallina fertilizados” —que estimulan un rendimiento excelente—, pero “también de otras formas, como cultivos celulares”, precisa García Rojas. El problema es que los virus pueden adoptar cambios genéticos para reproducirse en los huevos.
Producción de la vacuna y mutación
Evitar muertes e ingresos
En el caso de la epidemia de este año, los investigadores hallaron que la deriva antigénica había mutado una proteína de la superficie del virus al unirla a una molécula de azúcar. El azúcar dificultó que los anticuerpos se unieran a la proteína y favoreció al virus. Al mismo tiempo, la molécula de azúcar restringió la capacidad del virus para crecer en un ambiente de huevos, por lo que la cepa volvió a mutar para eliminarla.
El doctor declara, no obstante, que es “prematuro” hablar de “baja efectividad de la vacuna antigripal este año”. “Los estudios de efectividad son muy rigurosos y se tienen que realizar al culminar la campaña, y no en mitad de esta”. “Hay que recordar que la vacuna persigue evitar complicaciones, hospitalizaciones y muertes”.
En este sentido, el peor año registrado en números absolutos fue 1981, con 2.054 decesos, mientras que el mínimo se anotó en 2006 (48 muertes). En 2016, último dato recogido por el INE, hubo 647 fallecimientos por alguna de las variantes de influenza.