El periodismo está herido. En plena transformación del sector, cuando los diarios tradicionales luchan contra la desaparición del papel, internet se consolida como una plataforma en la que todo tiene cabida, sea verdad o mentira, y donde se permite casi todo con tal de conseguir unos pinchazos que generen unos euros. No hay filtros. Cualquiera puede montar un medio de comunicación.
Los periodistas son conscientes de los males de la profesión, si bien muchas veces han de compartir web con artículos sensacionalistas y amarillistas. Este es, precisamente, el mayor problema del sector, según un 48% de los informadores consultados por la Asociación de Prensa de Madrid (APM). Así está el negocio, tal y como refleja el Informe Anual de la Profesión Periodística en 2016.
El daño de las tertulias
La falta de rigor, la escasa calidad de la información y el hecho de no contrastarla también hieren al periodismo --males más presentes por la inmediatez de internet--, así como los intereses económicos y políticos que mueven algunas cabeceras. Esto es, falta de independencia y de objetividad.
Las tertulias y sus tertulianos, que dominan todos los temas de actualidad, y la precariedad laboral latente en el sector tampoco ayudan a lavar la imagen del periodismo, ni a valorar la información.
La televisión es el medio peor valorado por los encuestados (79,3%), por delante de las redes sociales (8,7%), a pesar de que éstas son utilizadas, en ocasiones y por algunas webs, para difundir bulos. Facebook, por ejemplo, sancionará las noticias falsas. Los medios digitales tradicionales completan el podio (5,2%).