El volcán nacionalista ha entrado en erupción en Cataluña. Unos hablan de anacronismo en el siglo XXI, otros, de democracia pura. Y, al final, sufren los de siempre: los ciudadanos, que, por lo pronto, ven una ralentización en el crecimiento económico.
Los trenes están a punto de chocar, aunque pueden corregir el rumbo en el último segundo y cruzarse rozando y cortando el viento a su paso, generando un silbido entre sus vagones. De hecho, será el mismo viernes cuando el Senado vote la aplicación del 155 --que conllevaría la destitución del Govern en pleno-- a la vez que el Parlament debatirá sobre su futuro. Todo es posible a estas alturas.
Evolución y Constitución
Pero el catalán no es el único nacionalismo en España. Hay otros. Los históricos son el gallego y el vasco. La Constitución, en su artículo segundo, reconoce la convivencia de distintos sentimientos identitarios. Se refiere al país como “patria común e indivisible [...] que reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre ellas”.
Otra cosa es la interpretación que estos movimientos hagan de la Constitución. Desgrana Ricardo García Cárcel en su artículo Relatos que la justificación del independentismo catalán varía según el momento: comenzó siendo historicista, siguió con el “España ens roba” y se mueve ahora por la democracia. No deja de ser un sentimiento. Y no ha tenido un discurso contundente enfrente. La cuestión es que el 155 está sobre la mesa.
Euskal Herria y Galicia
Obviamente, no todos están a favor de la aplicación del temido artículo. Uno de los contrarios es el lendakari, Íñigo Urkullu (PNV), que dice de él que es “desproporcionado y extremo”. Los nacionalistas vascos, por el contrario, como los catalanes, defienden un referéndum legal en su tierra, Euskal Herria, que se extiende por Iparralde (País Vasco francés) y Hegoalde (País Vasco y Navarra). La banda terrorista ETA defendía la independencia de estas regiones. La secesión, no obstante, ya no vende en términos electorales y ha reculado: solo un 17% quiere un nuevo Estado.
Galicia es otro de los territorios con espíritu nacionalista. El Reino de Galicia existió en el siglo V, y la comunidad tiene lengua y cultura propias. Cierto es que el desarrollo económico ha frenado su ritmo de propagación, como también el auge de los nuevos partidos de izquierdas y la crisis interna de las formaciones tradicionalmente nacionalistas. Este colectivo reclama la autodeterminación (pedida solo por un 17% del electorado).
Los 'Països Catalans'
Otras regiones marcadas en rojo son Comunidad Valenciana y Baleares, donde se hablan variantes del catalán y donde cuentan con partidos regionalistas que piden mayor autonomía. El presidente valenciano, Ximo Puig, y su homóloga balear, Francina Armengol, ambos socialistas, defienden la línea de su partido de avanzar hacia una España federal.
Hay que recordar que el partido econacionalista MÉS per Mallorca, aliado del PSOE en Baleares, ha marcado en el calendario la celebración de un referéndum en 2030.
Mientras, en La Franja aragonesa, zona de habla catalana, están a favor de un referéndum, aunque la mayoría de sus residentes no quiere la autodeterminación.
¡Hasta en Valladolid hay nacionalistas y en Canarias, independentistas!