Es la mayor cita futbolística del planeta y, también, el evento deportivo más visto. La final del Mundial de fútbol, que en Rusia 2018 enfrenta a Francia con Croacia, ha superado los 900 millones de telespectadores en las dos anteriores citas. Muy por encima de las estimaciones de los registros de la Superbowl, cifras calculadas en 160 millones de personas.
En concreto, la final entre Holanda y España, en 2010, reunió a 910 millones de personas ante los televisores de todo el mundo, según la FIFA. Y el encuentro entre Argentina y Alemania en 2014, a 1.013 millones de telespectadores. Las cifras también se pueden comparar con la última final de la Champions, entre Real Madrid y Liverpool, que fue vista por unos 350 millones de personas (de ellas, 9,3 millones en España).
La audiencia de la final del Mundial y de la Superbowl / STATISTA
Tampoco la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, con unos 900 millones de personas pendientes del televisor, puede con la final del Mundial. Sí superaron esas cifras los JJOO de Sídney (1.200 millones), Atenas (3.000) y Beijing (3.800), siendo éste el evento más visto de la historia. Jugaba a su favor que eran en China.
En el ranking de eventos deportivos más vistos, no hay que dejar fuera la final del Mundial de Cricket de 2011, que reunió a 1.000 millones de personas ante el televisor por la cantidad de ciudadanos de India que siguieron el evento en todo el planeta.
Aficionados de Croacia se fotografían en la Plaza Roja de Moscú horas antes de la final del Mundial que enfrentará a su selección con Francia / EFE
Por otra parte, hay que anotar que el aumento de telespectadores de la final del Mundial contrasta con la media de aficionados que acuden a los partidos del torneo. En las últimas tres ediciones, unos 50.000 espectadores han presenciado los partidos en vivo, estando las cifras Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 entre las más elevadas de la historia.
Sin embargo, fue en Estados Unidos, en 1994, cuando más aficionados llenaron los estadios, con una media de 69.000 entradas vendidas por partido. Los peores registros datan de Francia 1938 (20.900) e Italia 1934 (21.400).
