Bodega Sumarroca en el Penedès

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Viña ecológica y sostenible, de la vid a la copa sin pesticidas

La emblemática bodega Sumarroca aboga por el respeto del medio ambiente y de su entorno utilizando los procesos de vinificación más naturales

20 octubre, 2019 00:00

El proceso de elaboración del vino es una técnica milenaria de la que hay constancia incluso en el antiguo Egipto. Con el tiempo, las bodegas han ido perfeccionando la vinificación hasta que se ha llegado a obtener, en cada paso, el rendimiento más óptimo de los viñedos. Esta evolución ha significado también el abuso de fertilizantes químicos, el derroche del agua y una falta de preocupación general por el medio ambiente.

Por este motivo, el sector vinícola ha ido experimentando paulatinamente una transformación hacia métodos más sostenibles y ecológicos. En la obtención del vino, cada fase del proceso cuenta: desde el cultivo de la vid, pasando por la vendimia, la fermentación y hasta el embotellamiento; todos son factores claves que repercutirán en la calidad, el color y el sabor del vino. Pero no sólo eso. También la salud, las reservas de agua y la calidad del aire están en juego si no se hace una agricultura responsable.

Pioneros en la apuesta por la sostenibilidad

Una de las compañías vinícolas que se embarcó en una transformación hacia la sostenibilidad de sus viñas fue Sumarroca, la emblemática bodega del Penedés, que desde 2014 decidió certificarse oficialmente como ecológica. Esto supuso para la empresa realizar un tratamiento preventivo a las más de 400 hectáreas de sus viñedos, para el que fue necesaria una enorme inversión tecnológica. En la añada de 2018 se hizo totalmente efectivo con el marchamo oficial de vino ecológico y el del CCPAE, el organismo certificador en Cataluña.

Con esta reconversión a viña ecológica, la bodega ha podido combinar a la perfección la tradición y la innovación sin perder la personalidad y el estilo propio que la caracteriza. De hecho, antes de esta implementación, Sumarroca fue una de las primeras compañías vinicultoras en introducir feromonas en la viña con el objetivo de evitar, por medios naturales, la carcoma de la vid.

Filosofía del respeto

La viticultura ecológica parte, necesariamente, de una filosofía de total respeto por el medioambiente y de una visión holística de la agricultura. En este sentido, Sumarroca ha trabajado no solo para que sus viñas sean ecológicas, sino también que estén en armonía con su entorno. Por eso la bodega también cuida y mantiene los bosques colindantes a sus viñas, así como los dos barrancos que seccionan la finca principal, en Monistrol d’Anoia

Toda la fauna de este entorno, especialmente las aves, favorecen al enriquecimiento de la tierra y de las vides. De este modo, para cerrar este círculo vital, la compañía ha introducido ganado vacuno y bovino en los barrancos y bosques de la propiedad que ayudan a nutrir y generar el compost natural.  

Ovejas en las viñas de la casa Sumarroca, en Monistrol d'Anoia

Ovejas en las viñas de la casa Sumarroca, en Monistrol d'Anoia

 Viña experimental

Con un ánimo constante de innovación, la compañía también ha hecho una inversión en I+D para reforzar e impulsar una vinicultura más ecológica y sostenible. Fruto de un acuerdo con el Institut Català de la Vinya i el Vi, ha iniciado un proyecto experimental para estudiar cómo funcionan una serie de variedades  de vid autorresistentes a cualquier enfermedad. Se trata de los PIWIS, que ya están plantados en dos parcelas situadas en las Fincas Sumarroca y Molí Coloma.

Reutilización del agua

El agua es uno de los principales recursos que está sufriendo las consecuencias del deterioro del planeta. Según la UNESCO, en 25 años la escasez del agua representará una amenaza devastadora si no empezamos a hacer una mejor gestión. La agricultura es uno de los ámbitos donde es fundamental aplicar medidas de ahorro y reaprovechamiento.

En los viñedos de Sumarroca el aprovechamiento del agua es uno de los factores clave de su apuesta por la sostenibilidad. La empresa cuenta con una planta biológica de depuración de todas las aguas que se utilizan durante todo el proceso, unos 5.000 metros cúblicos al año, con el fin de devolverlas al ecosistema o volverlas a reutilizar para el riego de las zonas ajardinadas.