Brian Wilson, líder de Beach Boys / EP

Brian Wilson, líder de Beach Boys / EP

Examen a los protagonistas

Brian Wilson

Depresivo, pero luminoso

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¿Se puede estar totalmente deprimido y escribir canciones alegres y luminosas? ¡Pues claro que sí! Ahí está el caso de Brian Douglas Wilson (Inglewood, California, 1942 – 2025), cabeza pensante de los Beach Boys (desde que se llamaban The Pendletones) que dejó definitivamente de sufrir hace unos pocos días, tras una existencia marcada por un tormento interior acentuado por el uso de drogas como la cocaína y, sobre todo, el LSD. Por no hablar del médico que se hizo cargo de él durante los años 70, el doctor Eugene Landy, que le robó todo lo que pudo mientras contribuía a que acabara completamente majareta (a su lado, el coronel Parker de Elvis era un ángel protector).

Mucho antes del inefable doctor Landy, el pobre Brian contó con otro elemento subversivo modelo el enemigo en casa: su propio padre, Murray, músico frustrado que depositó en sus hijos sus esperanzas para alcanzar la gloria (un poco en la línea del infame progenitor de Michael Jackson). Por un lado, Murray fomentaba la vocación musical de Brian y sus dos hermanos, Dennis y Carl, pero por el otro se dedicaba a desmoralizarles diciendo que lo que hacían era una basura, mientras los cosía a zurriagazos. Podría haber enseñado a Brian a tocar el piano, pero éste, con muy buen criterio, dado el trato asqueroso que recibía de su progenitor, optó por familiarizarse con el instrumento por su propia cuenta.

Los Beach Boys publicaron en 1966 uno de esos álbumes considerados seminales, Pet Sounds, que fascinó a Lennon y McCartney y a muchos miles de oyentes más. Aquellos chicos que solo parecían saber escribir canciones sobre surfistas demostraron, gracias al talento de Brian, que también sabían componer pequeñas sinfonías pop con majestuosas orquestaciones y unas armonías vocales marca de la casa que no se habían oído nunca.

Después de Pet Sounds tenía que venir Smile, pero para entonces el equilibrio mental de Brian había superado la simple precariedad y nuestro hombre era incapaz de completar ese disco conceptual que tenía en la cabeza y que pasó a la historia como “el álbum perdido” (acabó saliendo bien entrado el siglo XXI, pero no era más que una reconstrucción bienintencionada de algo que no podremos escuchar jamás).

En pleno auge de su grupo, Brian se retiró del directo y se mantuvo como compositor en la sombra, mientras combatía contra sus demonios, se quejaba de que Phil Spector le quería robar sus canciones o se hacía instalar el piano sobre un recipiente con arena “para sentir la playa y la cercanía del mar”. Mal que bien, consiguió iniciar una carrera en solitario en los años 80, pero no perdió su actitud errática, sus ideas de bombero y sus terribles depresiones. No estuvo mal lo que hizo, pero nunca estuvo a la altura de Pet Sounds o de himnos como Good vibrations (que no incluyó en el disco para tener más tiempo para perfeccionarla), Surfin USA o la enternecedora God only knows

Comparado con otras bajas del mundo pop (pienso en Syd Barrett, que se colgó con el LSD y cayó prácticamente en la catatonia), Brian Wilson fue un músico con una mala salud de hierro que nunca dejó de componer. Y pese a una vida miserable, nos alegró a muchos la nuestra con sus canciones. Descanse en paz. Por fin.