Carlos Cordón, alcalde de Cerdanyola y vicepresidente de Movilidad del AMB

Carlos Cordón, alcalde de Cerdanyola y vicepresidente de Movilidad del AMB Cedida

Examen a los protagonistas

Carlos Cordón

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Desde hace años, los judíos catalanes han observado con zozobra cómo su cementerio de Collserola se quedaba paulatinamente sin lugar para más sepulcros. Desde 2021, instan al Ayuntamiento de Cerdanyola a desbloquear la situación, pero ha tenido que ser el Govern el que interceda para ampliar el camposanto.

Es loable que el consistorio que dirige Carlos Cordón (PSC) quiera cumplir con la tediosa legislación al pie de la letra. Pero la burocracia no debería ser excusa para mantener en un letargo de cuatro años a la comunidad hebrea.

No puede ser que Cataluña esté siempre al servicio de un jefe de licencias o un técnico municipal gruñón que lo eche todo para atrás. 

La ampliación del cementerio de Cerdanyola puede parecer una nimiedad. Pero es un síntoma de este grave mal que acecha a Cataluña: el, en ocasiones, exceso de celo de algunos ayuntamientos.