Olga Sánchez, consejera delegada de Axa en España

Olga Sánchez, consejera delegada de Axa en España Cedida

Examen a los protagonistas

Olga Sánchez

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Axa está llevando a cabo la integración de las marcas de Crédit Mutuel España en nuestro país. La multinacional francesa recorre el camino de fusionar las empresas después de la compra de una por parte de la otra. 

En Cataluña, la alianza significa que la firma resultante tendrá una cuota de mercado nada despreciable. Será, salvo sorpresa, una historia de éxito. Pero un final positivo no significa que el camino no sea traumático. 

En estos primeros compases de unión, la fuerza de la parte social ha frenado que el primer despido colectivo en Groupe Assurances du Crédit Mutuel España (GECM), matriz de Agrupació, se sustancie. 

La presión de los sindicatos ha logrado abrir tres vías de encauzar las salidas o recolocación de los trabajadores. Se sabe que la adquisición provocará solapamientos, por lo que la parte social ha trabajado para que sean lo menos traumáticos posible. 

El problema es que Axa no quiere hablar de ello. Vendió a los cuatro vientos la compra de GECM en España, aunque es resistente a aportar datos sobre las consecuencias negativa de la misma. 

Y, en la nueva posición de fuerza en el mercado de la multinacional gala, todo esfuerzo de transparencia es importante. Igual que pregona las bondades de sus movimientos, el conglomerado que dirige Olga Sánchez como CEO debería ser humilde y diáfano con los efectos de los mismos. 

Y por ahora, no lo está siendo.