
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras Europa Press
Las continuas cesiones del Gobierno al independentismo catalán no han sido suficientes para saciar las exigencias de Junts per Catalunya. A pesar de las numerosas prebendas obtenidas -entre ellas, los indultos y la amnistía de los encausados por el procés-, la formación del prófugo Carles Puigdemont no cesa en ponerle zancadillas al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Esta vez, tumbando dos decretos y la ley ómnibus.
Ni siquiera las reuniones de los últimos días del PSOE con el fugado en Suiza han servido para convencerle. El voto en contra de los posconvergentes tiró por la borda medidas como la revalorización de las pensiones, la prórroga de las ayudas al transporte público, otras del bono social, y las subvenciones a los damnificados por la DANA de Valencia, entre otras.
"Lo que hoy tumbamos es su mentira, su chantaje y su piratería", espetó a Sánchez la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, para justificar el "no" de su partido a tales decretos, acusando al Gobierno de llevar a cabo ejercicios de "trilerismo" y de no cumplir sus pactos de investidura hace un año.
No le falta razón, en parte, a Nogueras, pues también criticó que el Ejecutivo de PSOE y Sumar diluyera esas medidas tan importantes y beneficiosas para el conjunto de la sociedad entre muchas otras que no guardaban ninguna relación, y que no eran del agrado ni de su partido ni del resto de la oposición parlamentaria.
Es cierto que Sánchez, acostumbrado a gobernar por decreto, podría haber presentado por separado dichas medidas sociales. Y así, según los de Puigdemont, la revalorización de las pensiones podría haber pasado el trámite sin problemas.
Pero el caso es que, entre unos y otros, al final todo ello se acabó yendo al garete. Junts optó por su famosa estrategia de "confrontación" contra el Estado. Algo que Sánchez, su partido y el Gobierno deberían haber tenido en cuenta antes de elegirlos como socios de investidura y compañeros de viaje durante la legislatura. Sus concesiones a los nacionalistas, como se volvió a ver ayer, apenas sirven de nada, y se acaban pagando muy caras.