Janet Sanz, líder de BComú en el Ayuntamiento de Barcelona / CG

Janet Sanz, líder de BComú en el Ayuntamiento de Barcelona / CG

Examen a los protagonistas

Janet Sanz

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El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los problemas que más preocupan a la población, en general, y a los más jóvenes, en particular.

La escalada de los precios, tanto de alquiler como de venta, supone una barrera infranqueable para emprender nuevos proyectos de vida, formar una familia o encontrar la ansiada independencia. Y, como muchas otras cuestiones, supone una dificultad mayor para los colectivos con menos recursos. 

Por todo ello, en materia de vivienda, los planteamientos ideológicos son especialmente irresponsables. Y más aún cuando la experiencia ha demostrado que su aplicación en el mercado no sólo no ha cumplido los objetivos, sino que ha tenido un efecto perverso.

Llama la atención que la líder de Barcelona en Comú en el Ayuntamiento, Janet Sanz, proponga dar más vueltas de tuerca a la normativa municipal que exige a los promotores de viviendas destinar un porcentaje a pisos protegidos. En concreto, del 30% que rige ahora en la Ciudad Condal al 50%.

No debería hacer falta recordar a la concejal que, tras cinco años de aplicación de la normativa del 30%, los pisos sociales concluidos en las 14 promociones afectadas por la modificación ascendían a la nada desdeñable cifra de ocho. Es decir, ni dos por cada ejercicio.

Por el contrario, cerca de una treintena aún eran un proyecto para desarrollar en el correspondiente solar. Quizá esperando un mejor momento. 

Si los números no salen con la obligación de reservar un 30% a VPO, huelga pensar en el efecto que tendría aplicar un 50%. Y, precisamente, la falta de oferta es uno de los factores que más está impactando en la escalada inflacionista de la vivienda. Hacer que las promociones sean imposibles de rentabilizar sólo conduce a que no se lleven a cabo. Es decir, a que no haya más oferta.

La promoción de viviendas no deja de ser un negocio. Y, como tal, es capaz de generar riqueza, prosperidad, puestos de trabajo e ingresos vía impuestos. Y, además, es una de las claves para paliar que los precios se disparen.

Hay que evitar los abusos y las malas praxis. Y, desde luego, garantizar la existencia de vivienda social. Pero de ahí a estrangular a los que la hacen posible hasta hacerles renunciar, media un trecho demasiado grande para obviarlo.