
Joan Laporta, presidente del Barça EFE
Un magnífico resultado del FC Barcelona vuelve a opacar una cuestionable gestión de su presidente, Joan Laporta. La apabullante victoria sobre el Real Madrid por 2 goles a 5 --con minutos de Dani Olmo inclusive-- ha hecho olvidar, al menos por unos minutos, las turbulencias económicas del club azulgrana y la discutible manera de su directiva de llevar el timón.
Hoy, tras el repaso del equipo que entrena con gran maestría Hansi Flick, es difícil acordarse del ridículo del club en el caso Dani Olmo y Pau Víctor. Pero no debería ser así.
Laporta se ha acostumbrado en los últimos años a fiarlo casi todo a la suerte. A tirar balones hacia adelante. Es cierto que Flick es una apuesta suya. Ahora, la moneda ha salido cara, con la resolución del CSD y la victoria sobre el Real Madrid. Pero otras veces le puede salir cruz.
Un club que es capaz de mostrarse así de férreo en horas bajas y cuajar un histórico partido como el de la final de la Supercopa debería cuidar mejor su imagen institucional.
Esperemos que todo el mundo haya tomado la lección, que no se repitan las vergonzantes situaciones previas a la inscripción de Dani Olmo, y que cuando se hable del Barça se recuerden solamente sus goles y no los regates económicos de Laporta.