El mayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Trapero / EUROPA PRESS

El mayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Trapero / EUROPA PRESS

Examen a los protagonistas

Josep Lluís Trapero

25 octubre, 2020 00:00

A mí que me registren

El mayor Josep Lluís Trapero ha salido muy bien parado de su encuentro con la justicia, y hay que reconocer que se ha trabajado bastante bien la absolución: lo de asegurar que estaba dispuesto a detener a Puigdemont en su momento, sea cierto o no o, como es habitual en Trapero, una mezcla mínimamente verosímil de verdad y mentira, parece haber funcionado. La actitud lacrimógena de su abogada, Olga Tubau, también se ha revelado eficaz. Y la actitud inicial del mayor, consistente en desvincularse vehementemente de sus superiores civiles, adoptar un perfil bajo y negarse a convertirse en un héroe de la represión a lo Jordi Cuixart, puede que también haya contribuido al feliz resultado de su encontronazo con la justicia.

Personalmente, creo que la clave del asunto ha estado en que era muy difícil demostrar de manera convincente que Trapero estaba conchabado con Puchi y sus secuaces. Mi impresión es que la actitud del major durante el chapucero conato de golpe de Estado fue la de nadar y guardar la ropa, sin inclinarse en exceso hacia un lado ni otro, aparentando una profesionalidad sin tacha y una cierta sensación de verse superado por los acontecimientos. Trapero no es independentista, pero sí un escalador social que supo qué teclas tocar para congraciarse con los políticos lazis y medrar en la policía autonómica. Cuando tuvo que elegir entre dos jerarquías, la nacional y la regional, intentó complacer a ambas, cosa imposible, y optó por priorizar la armonía social y la integridad física de las abuelitas hambrientas de república catalana, lo cual le llevó a afrontar la situación con una pachorra rayana en la dejación de funciones. Y si había que repartir porrazos, que los repartieran los españoles, como así hicieron.

La absolución del señor Trapero no me parece que sea el reconocimiento de su inocencia, sino la conclusión inevitable cuando no hay manera de esclarecer unos hechos porque estos se prestan a múltiples interpretaciones y la justicia es garantista. Más que inocente, yo diría que Trapero ha sido declarado no culpable, que en inglés es lo mismo, pero en español no. Se ha evitado, eso sí, una nueva llorera colectiva del independentismo, que, en vez de dar gracias a la Moreneta por la potra que ha tenido el major, aprovecha para pedir que se revisen las condenas de sus superiores jerárquicos. Asegura el régimen que se le ha ofrecido a Trapero recuperar su cargo de mandamás de los mossos y que el interesado se lo está pensando (no sé qué piensan hacer con su sustituto, el señor Sallent; ¿depositarlo en un container, tal vez?), pero yo lo veo como escaldado y receloso de las ofertas de una gente que ya le buscó la ruina en una ocasión y puede volver a buscársela en cualquier momento. La conclusión, un día de estos.